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"La transformación del sistema universitario uruguayo a fin del siglo XX"

Artículo del rector de la Universidad ORT Uruguay, Dr. Jorge Grünberg. No publicado. 1/6/2001.

La educación superior de nuestro país se ha renovado profundamente en la última década. El sistema universitario se ha ampliado, diversificado y modernizado, con la creación de nuevas instituciones, la incorporación de nuevas carreras y la utilización de nuevas tecnologías. Esta transformación es trascendente para nuestra sociedad porque provee una de las bases indispensables para la adaptación a una nueva era, que demanda cambios culturales, económicos y tecnológicos.

El sistema universitario fue motivo de orgullo para nuestro país en las primeras décadas del siglo XX. Sin embargo, el fin del siglo encontró al Uruguay inmerso en un mundo muy distinto al que tradicionalmente conocía. La revolución tecnológica y la globalización de la actividad económica y cultural obligan a las naciones a replantear sus fuentes de riqueza y competitividad. Los recursos naturales ya no aseguran prosperidad y la distancia geográfica ya no determina el éxito en el comercio internacional.

En esta nueva era, el conocimiento es crecientemente reconocido como recurso clave para el desarrollo. Cómo obtener y utilizar la tecnología para alcanzar objetivos económicos y sociales, es el gran desafío de la que algunos llaman la "sociedad del conocimiento". Los países de rápido desarrollo se distinguen por la capacidad de sus sistemas educativos para acompasarse al cambio tecnológico permanente, generar nuevas profesiones, utilizar nuevos métodos de enseñanza y lograr una simbiosis entre los centros universitarios y el sistema productivo.

En la década de 1980, nuestro sistema de educación superior mostraba grandes carencias para enfrentar estos desafíos. La mayoría de los jóvenes estudiaban carreras "tradicionales" con planes de estudio anticuados, rígidos y de duración excesiva con relación al resto del mundo. Disciplinas de crucial importancia como la Administración, el Diseño o las Telecomunicaciones no se enseñaban.

La carencia de postgrados dificultaba la producción científica y el reciclaje y especialización de profesionales, en un contexto en el cual los conocimientos obsolecen en pocos años. En el plano institucional, la oferta universitaria era monopolizada por una única institución, la Universidad de la República. Vacíos normativos y arraigadas tradiciones sostuvieron esta peculiar organización de la educación superior durante muchas décadas. En 1984, Uruguay era el único país de América Latina con una sola universidad (mientras que la mitad de las universidades del continente eran de gestión privada 1).

El siglo XXI nos encuentra con un sistema de educación superior expandido y diversificado. En 2001 los jóvenes uruguayos pudieron optar entre cinco universidades y entre numerosas carreras y postgrados inexistentes hasta hace pocos años en nuestro país. Más de 10.000 jóvenes cursan estudios superiores en las nuevas universidades2 .

Esta cantidad representa casi el 12% del total de estudiantes del nivel superior en nuestro país. El porcentaje de alumnos en establecimientos secundarios privados es aproximadamente 18%. Considerando que los liceos privados existen desde hace más de un siglo, resalta la rapidez con la cual se han consolidado las nuevas universidades en la sociedad uruguaya. Es importante notar que esta significativa expansión en la cantidad de estudiantes universitarios ha tenido lugar sin aumentar el gasto público y que en este período la matrícula de la Universidad de la República ha descendido3.

Estos cambios, formalizados jurídicamente a partir de 19954, se fueron gestando desde inicios de la década de 1980 en base a las opciones espontaneas de miles de jóvenes y sus familias que demandaban alternativas a la universidad pública y sus carreras. Estos jóvenes, de todas las clases sociales y todas las zonas del país, optaron por nuevas profesiones y nuevas instituciones de formación muchos años antes de que estas obtuvieran su reconocimiento legal. Esta es una de las características distintivas de esta transformación: se origina y consolida en la sociedad misma. Los cambios fueron primero sociales y educativos, y luego políticos y jurídicos.

La transformación del sistema universitario, aunque revolucionaria en sus consecuencias, ha sido por lo tanto evolucionaria en su proceso. Los cambios han tenido lugar sin mayores enfrentamientos políticos o sociales, sin debates polarizados en la prensa o el parlamento nacional, sin objeciones de las asociaciones de profesionales universitarios ni de otras organizaciones sociales5. De acuerdo a todas las encuestas realizadas, un amplio consenso social respalda esta reforma del sistema universitario6.

La importancia de esta transformación en nuestro país no consiste solamente en la expansión del número de universidades y de estudiantes sino en su potencial de innovación curricular e institucional. Las nuevas universidades han complementado cualitativamente el sistema universitario de varias maneras. Una de las innovaciones más visibles ha sido la introducción de carreras nuevas como Administración de Empresas, Diseño, Ingeniería en Telecomunicaciones o Comunicación Audiovisual. Hasta el momento los uruguayos debían asistir a universidades extranjeras para estudiar estas disciplinas. Como ilustración de la importancia de un sistema universitario dinámico y vigoroso puede señalarse a la industria nacional del software que actualmente exporta decenas de millones de dólares al año. La informática es justamente una de las disciplinas donde las nuevas universidades han brindado algunos de los aportes más innovadores7.

Otro aporte importante de las nuevas universidades ha sido la actualización de enfoques y contenidos de algunas carreras tradicionales. Arquitectura, Contador Público y Derecho son ejemplos de carreras de gran demanda por los jóvenes uruguayos que han comenzado a dictarse en las nuevas universidades. Las propuestas privadas en muchos casos han introducido importantes innovaciones en los enfoques de estas carreras, propiciando un valioso debate entre los especialistas nacionales y permitiendo reales opciones a los alumnos. Estas nuevas propuestas académicas han inducido cambios importantes en la Universidad de la República donde, entre otras, las carreras de Ingeniería han disminuido su duración.

Nuevas técnicas de enseñanza han sido incorporadas en los últimos años por las nuevas universidades. La videoconferencia, los casos de estudio, los modelos de simulación y la educación a distancia por Internet son algunos ejemplos8. Por último, es importante destacar la importancia de la introducción de postgrados en nuestro país, especialmente en disciplinas aplicadas como Administración o Ingeniería. Hasta la fecha las únicas maestrías en el campo de la gestión en el Uruguay son dictadas por universidades privadas9.

El desarrollo de la educación superior uruguaya no es un fenómeno exclusivamente privado. El Centro de Diseño Industrial en el ámbito del Ministerio de Educación y Cultura, las carreras de Ingeniería Tecnológica dictadas por el Consejo de Educación Técnico Profesional y los nuevos centros regionales de formación docente de ANEP, constituyen importantes aportes en disciplinas de reconocida importancia desde el ámbito público.

La transformación del sistema universitario era necesaria para nuestro país, pero no es suficiente para proyectar a nuestro país como sociedad próspera y competitiva en la "sociedad del conocimiento". El acceso a la educación universitaria, pública y privada, es poco equitativo. Los jóvenes de familias con menores ingresos, en especial los que habitan en el interior del país, acceden a la educación superior en significativamente menor número que los de altos ingresos. Aquellos jóvenes de escasos ingresos que desean estudiar carreras que sólo se dictan en instituciones privadas no reciben apoyo del estado. La investigación científica y los estudios doctorales, dos mecanismos fuertemente interrelacionados, deben desarrollarse, en especial en las disciplinas aplicadas.

Es importante crear estructuras que apoyen la creación de empresas interrelacionando las universidades con el sector productivo y con el sistema financiero. La cooperación entre las universidades y entre universidades y empresas es insuficiente en especial entre la universidad pública y las universidades privadas. Una mayor cooperación es imprescindible para lograr el aprovechamiento de los escasos recursos humanos de alta especialización y de la costosa tecnología necesaria para la enseñanza y la investigación en las áreas de punta. Estos son algunos puntos de la agenda pendiente y algunas metas que deberíamos alcanzar en las próximas fases de la transformación universitaria en nuestro país.

Esta agenda de transformación universitaria permitirá brindar a nuestra sociedad una sólida base para enfrentar un nuevo siglo, donde nuestra prosperidad económica e identidad como nación dependerán en gran medida de la riqueza de nuestros conocimientos y la audacia de nuestros emprendimientos.

 

Notas:

1 Moura Castro, C. de y Navarro, J. C. (1999). 'Will the invisible hand fix private higher education?' En P.G. Altbach (Ed.), Private Prometheus: Private Higher Education and Development in the 21st century (pp. 45-63). Westport, Ct: Greenwood.

2 Anuario Estadístico de Educación 1997, Ministerio de Educación y Cultura.

3 El País, Economía y Mercado, 24/5/99, pág. 5; El Observador, Fin de Semana, 24/7/99, pág. 4.

4 Los antecedentes legales incluyen la ley 15661 y el decreto 308/995. La Universidad Católica recibió autorización para funcionar como universidad en 1984. La Universidad ORT fue la primera institución en recibir el reconocimiento universitario bajo el actual régimen legal en 1996, seguida al año siguiente por la Universidad de Montevideo y en 1998 por la Universidad de la Empresa. La Universidad Católica adecuó su marco jurídico al actual decreto 308/95 en 2000.

5 La única oposición institucional fue planteada inicialmente por la Universidad de la República a través de su retiro temporal del órgano evaluador de universidades privadas en el Ministerio de Educación y Cultura. A fines de 1998, la universidad pública se reintegró al organismo evaluador dependiente del Ministerio de Educación y Cultura y ha aprobado mecanismos para la reválida mutua de materias con las universidades privadas.

6 Ver, por ejemplo, la encuesta de Cifra publicada en el diario El País del 4 de mayo de 1997 que concluye que la mayoría absoluta de la población urbana cree que la aparición de universidades privadas es un hecho muy positivo o positivo para el país. La ruptura del monopolio estatal parece contar, por lo tanto, con un amplio respaldo de la ciudadanía.

7 De 3664 graduados en informática en el Uruguay entre 1990 y 2001, el 42,2% proviene de la Universidad ORT Uruguay.

8 Armellini, A. 1998. "Educación a distancia a través de videoconferencia: una experiencia piloto en Uruguay". En Labortel, Sadiel, Comisión Europea DGXIII. Aplicaciones Telemáticas (eds.), Proceedings Book EuroAmeriTel'98 (pp. 106-107). Sevilla: Sadiel.

9 El MBA de ORT se encuentra rankeado entre los 25 mejores de América Latina, según la revista América Economía del 7 de setiembre de 2000.