En noviembre de 2019 iniciamos los Reconocimientos a la Creatividad y la Innovación, al celebrar los 25 años de nuestra Facultad de Comunicación y Diseño de la Universidad ORT Uruguay. Como una forma de recorrer lo que pasó y lo que vendrá, jugué con un viaje al pasado y al futuro, ya no solo recordando desde dónde empezamos a construir un proyecto educativo signado por la creatividad y la innovación, sino cuál podría ser el futuro y los propósitos que nos movían a ser partícipes de esa creación en nuestro país.
Un año después, podemos comprobar que ninguna película de ciencia ficción hubiera creado un guión que nos mostrara el grado de transformación que ha sufrido el mundo entero en unos pocos meses.
Este 2020 fue una gran señal de cómo las alteraciones inesperadas de la realidad nos deben encontrar en posición de reacción, de adaptación y con capacidad creativa para innovar en soluciones que, como en este caso, no admiten demoras.
En el caso de una universidad como la nuestra, que siempre ha estado a la vanguardia en el uso de tecnologías y nuevas metodologías de enseñanza, nos tomó por sorpresa que la presencialidad en un principio debió sustituirse por la virtualidad. Y como se deben imaginar, el problema de afrontar las clases virtuales, no fue el problema. La mayor dificultad fue transformar los cursos presenciales en cursos online, lo que implicó para cada profesor modificar la forma de dictar sus clases, buscar cómo atraer al estudiante que ahora lo veía en pantalla, cómo hacer para que se genere el intercambio de la propia dinámica de clase, cómo realizar las evaluaciones, etc, etc, etc. Y me detengo en este sentido para rendir homenaje y felicitar a nuestros profesores, que en una semana ya estaban posicionados en la nueva normalidad, dictando sus cursos mientras seguían produciendo materiales y adaptando contenidos para el uso de las plataformas digitales en las siguientes semanas.
Y esta situación que está atravesando la humanidad, que globalmente atenta contra la vida y destroza las economías, ¿no es, acaso, una oportunidad para aquellos países que están más preparados para salir de su zona de confort?
Uruguay es un país típicamente y por tradición agropecuario, pero desde hace muchos años incursionó en otras áreas que hace 50 años no existían.
En la actualidad, el principal motor de la economía de muchos países ya no es la agricultura ni la manufactura, sino la creatividad. Y si tomamos como ejemplo los países más desarrollados del planeta, vemos que menos del 1 % de la fuerza laboral trabaja en agricultura y solo alrededor del 5% o el 6% produce bienes de manera directa. Por otro lado, más de un tercio de los trabajadores se desarrollan en áreas creativas, trabajando en ciencia y tecnología, conocimiento y gestión, moda, cine, artes plásticas, música y medios. A este nuevo tipo de trabajador se lo considera de la clase creativa, de la que ya forman parte alrededor de la mitad de los trabajadores en las grandes ciudades del siglo XXI.
En la mayoría de los países latinoamericanos, esta clase creativa emergente representa entre un quinto y un tercio de la fuerza laboral. En Uruguay es más de un 20 %. La creatividad, sin lugar a dudas, forma parte del ADN de las sociedades latinoamericanas.
Podemos decir que en estos tiempos, la clave para el desarrollo económico de América Latina ya no solamente incluye sus materias primas y sus manufacturas, sino también un recurso ilimitado, aunque ignorado por muchos: el inmenso potencial creativo.
Hoy en día, no cabe duda de la importancia que tienen las industrias creativas en el desarrollo de los países, siendo cada vez más significativo su aporte a los PBI nacionales y su rol en la innovación en general. A veces tenemos sentimientos encontrados cuando Uruguay exporta su creatividad, enviando a sus mejores y más brillantes emprendedores, diseñadores, artistas y creativos a países desarrollados.
¿Acaso no podemos brindarles un espacio de desarrollo para poder triunfar desde el Uruguay hacia el mundo?
Tenemos muy buenos ejemplos, como es el caso de la industria del software: siendo un pequeño país, durante muchos años fuimos líderes exportadores en Latinoamérica —considerando valores absolutos en dólares—. Hoy seguimos siendo de los primeros países del mundo cuando hablamos de exportación de software, en términos relativos al tamaño de la población.
¿Acaso aquellos que en los años 80 se lanzaron a competir en el mercado mundial del software no tuvieron un sueño que persiguieron hasta lograrlo?
¿Qué decir del mundo de los videojuegos? Un mercado que triplica la facturación de la industria cinematográfica de Hollywood. ¿Sería creíble que una empresa uruguaya estuviera entre las más importantes del mundo?
Un informe del BID del año 2018, sobre la industria de los videojuegos en Latinoamérica, expresa que Uruguay comprendió la demanda de ese mercado global. Y menciona a nuestra universidad y facultad como pionera en la enseñanza en la región. Hoy nos llena de orgullo, hace 10 años nos generó un enorme compromiso, que supimos llevar adelante.
Desde hace ya décadas que varias bandas musicales uruguayas dejaron de ser bandas locales. Hoy son emblemas del rock nacional fuera del país. Los fanáticos en todo el continente se han ido multiplicando en los últimos años y, antes del inicio de la pandemia, sus conciertos en varios países de Latinoamérica congregaban a miles de personas que les siguen con entusiasmo. Inclusive vemos a artistas extranjeros consagrados que no solo desean compartir escenarios con músicos uruguayos, sino que han grabado canciones que forman parte de sus discos.
Otra realidad —que nos llena de entusiasmo— es el crecimiento exponencial que ha tenido el diseño uruguayo, ya no solo desarrollándose en el mercado nacional, cada vez más experto y exigente, sino que se ha ganado un lugar en numerosas ferias del exterior, donde nuestros profesionales pueden medirse de igual a igual con reconocidos diseñadores y diseñadoras, de las mejores marcas del mundo.
El audiovisual es otra industria creativa que tiene un desarrollo muy importante en Uruguay y que su mercado es totalmente global. En plena pandemia, se puede decir que hay saturación laboral en las empresas que prestan servicios de producción audiovisual, ya sea por el desarrollo de series que vienen del exterior a producirse en Uruguay, publicidades para Uruguay y hacia el mundo, además de proveer todo tipo de servicios de la mejor calidad, que son necesarios en la producción audiovisual.
Estos son algunos de los muchos ejemplos que dejan claro que Uruguay tiene un enorme potencial creativo, que puede y debe desarrollarse aún más para ir en busca de conquistar otras regiones del mundo.
Pero, ¿de qué manera podemos estimular la creatividad para la prosperidad de todos? ¿Cómo se puede hacer de la creatividad una herramienta de inclusión?
Los gobiernos por sí mismos no pueden hallar todas las respuestas. Los emprendedores, las startups y las nuevas empresas tienen la responsabilidad de ampliar los mercados. Las universidades jugamos un rol clave en esta cruzada, porque sin técnicos ni profesionales de nivel no se pueden alcanzar los estándares de calidad que el mundo demanda.
Desde ORT apostamos muy fuerte a la innovación para el desarrollo de industrias emergentes, que visionamos como oportunidades en el horizonte. Solo con personas formadas al mejor nivel, podrán lograr el éxito en el concierto internacional.
Apoyados a veces por empresarios que creen y confían en nuestra visión, a sabiendas del valor que generan las industrias culturales en la sociedad, y otras veces logrando acuerdos con las mejores universidades del mundo que nos brindan conocimiento a través de la cooperación académica, hemos logrado desarrollar carreras de alta calidad, que aportan los recursos humanos necesarios para que las empresas puedan concretar sus objetivos.
Estamos convencidos que la creatividad puede y debe ser una fuerza, no solo para la innovación y el crecimiento económico, sino para la equidad y la inclusión.
Por eso, esta instancia de reconocimientos de hoy, se convierte en un acto de homenaje a aquellos que muestran el camino a seguir, para que la creatividad y la innovación se conviertan en la nueva base de la prosperidad para el Uruguay.