El Dr. Julio María Sanguinetti, dos veces Presidente de la República, brindó la conferencia “Las garantías formales de la democracia”, en la que repasó las características y desafíos de las democracias liberales actuales. La charla tuvo lugar el martes 8 de octubre de 2013 en el auditorio de la Facultad de Administración y Ciencias Sociales, y estuvo organizada por el Departamento de Estudios Internacionales.
Sanguinetti comenzó haciendo un repaso de las circunstancias históricas que moldean a las democracias de hoy. A partir de la caída del muro de Berlín, “emerge triunfante” la economía de mercado y la democracia liberal, dijo Sanguinetti. Este hito marcó el “fin de la historia”, expresión del politólogo americano Francis Fukuyama que hacía referencia a que se había terminado la dialéctica entre el comunismo y el capitalismo, explicó el ex Presidente. Estados Unidos sigue siendo la principal potencia, pero ahora surge China como factor de poder, agregó Sanguinetti.
A partir de la caída del muro, “la democracia liberal tiene que luchar para instalarse y vive las consecuencias de la revolución del conocimiento y la información”, analizó. “Hoy ya no se habla de la industria como marca del desarrollo. Son otros factores como la propiedad de las patentes o las fórmulas para tal o cual medicamento los que hacen a un país desarrollado. Cambió el concepto de riqueza y propiedad”, indicó.
Con la irrupción de la televisión e internet, los conceptos de mediación del parlamento y la representación de los partidos políticos han cambiado, explicó el ex Presidente. Las encuestas “jaquean la representatividad” de la democracia, pretendiendo sustituir a las elecciones, y los medios catapultan o sepultan candidatos, opinó. A esto se suma que las familias, sustento de la democracia, se han vuelto más inestables. Lo mismo le ha sucedido al empleo. Hay más oportunidades de ascenso pero es más “inseguro”, dijo Sanguinetti. La revolución tecnológica, sin embargo, tiene un aspecto positivo, porque trae oportunidades nunca vistas, explicó.
Según el ex Presidente la democracia es liberal “porque no sólo está en el voto, sino que está impregnada de derechos”. Esto, señaló, ha sido controvertido para bien y para mal. Para el marxismo la democracia liberal fue una “caja vacía” a través de la cual no se podía obtener libertad ni prosperidad, pero la historia demostró que a través del marxismo eso no se consiguió. La historia, por el contrario, ha demostrado que “la democracia liberal da de comer”, dijo Sanguinetti. También existen impugnaciones positivas de la democracia que sostienen que debe ser un concepto enriquecido más allá de lo jurídico, y debe incorporar valores tales como la lucha contra el consumismo. Por otro lado, cuando las corporaciones empresariales y sindicales avanzan sobre la democracia, el sistema se acerca al fascismo, dijo. Las corporaciones canalizan la opinión pública pero no deben usurpar el poder público.
En Latinoamérica, dentro de las democracias populares hay gobiernos en donde aparece un “líder de la patria mesiánico que está por encima de las instituciones, pero usa el Estado para sostener su imagen. Estos líderes tienen al pueblo movilizado en la plaza pública y no utilizan al parlamento para mediar con la sociedad”, dijo Sanguinetti. “Y ahí empiezan a tomar valor las garantías formales de la democracia”, opinó Sanguinetti. “No hay democracia sin elecciones, pero la democracia no se agota ahí. Debe haber separación de poderes y respeto por los derechos. Esas son las garantías de la democracia”, finalizó.