La tipografía Económica, de Vicente Lamónaca, fue la primera en ingresar a Google Fonts. En ese momento, ya había otras siete aceptadas: Chau, de Lamónaca, Gafata, de Laurato Hourcade, Sedán, de Sebastián Salazar, Fénix, de Fernando Díaz, y Rufina, Clarina y Rambla, de Martín Sommaruga.
El ingreso de Económica sirvió, además, como primer acercamiento a la gente de Google. “En una de las conferencias a las que fuimos en Buenos Aires, hablamos con un representante de Google y le presentamos nuestro trabajo, así fue como se seleccionaron tipografías nuestra para incluirlas en Google Fonts”.
Rufina ya está en ese listado, lo que da la posibilidad de descargar un paquete básico —pero completo— de forma gratuita. Sommaruga, que es licenciado en Diseño Gráfico y fue docente algunos años en la Universidad ORT Uruguay, dijo que la familia completa se puede comprar en MyFonts, así como en Fontspring y en You work for them.
Los estilos libres se pueden utilizar sin realizar ninguna compra, tanto en la web como para impresos. Las versiones que se comercializan se diferencian en que tienen más signos y, por tanto, cubren más idiomas, además de poseer ornamentos y estilos alternativos.
Según dijo el diseñador, Rufina es vista por unos cuatro millones de usuarios semanalmente. Además, contó que pronto se la podrá ver en el libro Figurichos, una investigación poético-gráfica elaborada por Sebacio Cavallana, y ordenada y presentada por Horacio Cavallo & Pantana.
“Myfonts, como otros sitios similares, sirven de vidriera para tus fuentes. Y, claro, cuanto más exitosa en ventas sea, más exposición te dan: ellos hacen un lanzamiento y allí, digamos, prueban qué tanto se vende la fuente, entonces la van potenciando en caso de venderse bien”.
Rambla también ingresó al listado de Google Fonts, comentó Sommaruga, que hoy trabaja en el departamento de diseño de Montevideo COMM.
La identidad
El diseñador había ideado Rambla, “una fuente orientada a funcionar bien en textos de un largo mediano”. Con Rufina se buscó lo contrario: “hacer una tipografía serifada para lo que se conoce como funcionamiento display, que es para tamaños más que nada de títulos, donde se busca que funcione bien como sistema; la idea era buscar formas elegantes y que fuera una especie de transición entre el estilo moderno con estilos más antiguos de tipografías romanas”.
En resumen, Sommaruga buscó diseñar “una tipografía más refinada o elegante, llamémosle, para el funcionamiento en titulares”.
El diseñador comentó que, en total, le llevó dos años y medio de trabajo, quizá tres, “trabajando en ella en tiempos libres y fines de semana”, aclaró. “Creo que ninguno le dedica full time a esto, le dedica los tiempos que uno tiene, los fines de semana, después del trabajo, es casi un hobby. Y son procesos bastantes largos los de conformar una familia de una fuente, porque vas experimentando, vas probando”.
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