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Inteligencia colectiva

01/09/2014
“La revolución informática fue iniciada por pibes de jeans en modestos garages y aunque hoy son empresas multinacionales las que orientan la dirección de su desarrollo, puede ser apropiada por el ciudadano común siempre que se esté dispuesto a trabajar duro y en grupos”, dijo el docente Agustín Courtoisie, quien participó del XII Congreso Latinoamericano de Investigadores de la Comunicación - ALAIC en agosto de 2014 en Lima.
Foto: gentileza ALAIC 2014.

¿Sobre qué habla tu ponencia "Inteligencia grupal colaborativa. Caso de falla del periférico de un PC"?

Por un lado, es un estudio de caso: el no reconocimiento de una lectora/grabadora de DVD después de la instalación de un determinado software y la resolución de la dificultad a través de la consulta con personas de distintas formaciones y recursos heterogéneos encontrados en Internet. El primer tramo lo sabrán aquilatar aquellos que entienden lo que uno se juega cuando se toca el registro de Windows, se aplican distintas herramientas descargadas de páginas profesionales y de aficionados, y se mueve en esa precaria arquitectura de un sistema operativo no demasiado elegante. Por otro lado, mi texto articula ese ejemplo de resolución colaborativa de un problema informático con las propuestas del anarquismo epistemológico de Paul Feyerabend, formuladas cuando nadie soñaba con algo como la World Wide Web.

¿Qué hipótesis plantea?

Hay un abuso de la palabra "hipótesis" en contextos académicos, para darle un aire de seriedad a textos que no siempre la tienen. Aquí se describe un caso y se muestra la pertinencia teórica de vincularlo con las reflexiones del Feyerabend de La ciencia en una sociedad libre (1978).

¿Cómo se relaciona la filosofía de Feyerabend con el tema de tu ponencia?

Si elegimos sanitarios, electricistas, mecánicos de automotores y albañiles, porque después de unas cuantas experiencias incómodas empezamos a entender algo de sus respectivos oficios como para saber quién nos engaña y quién trabaja bien, es hora de empezar a meter la cuchara en cuestiones que se presentan como inaccesibles a los neófitos, pero que no deberían ser dominio cerrado de médicos, abogados, ambientalistas o asesores financieros. La revolución informática fue iniciada por pibes de jeans en modestos garages y aunque hoy son empresas multinacionales las que orientan la dirección de su desarrollo, puede ser apropiada por el ciudadano común siempre que se esté dispuesto a trabajar duro y en grupos (que pueden ser virtuales o presenciales). Esos grupos deben ser diversos y plurales. No deben ser endogámicos ni deben quedar capturados en las burbujas de filtros de Google, Youtube y las redes sociales (que nos acercan a personas parecidas a nosotros o nos muestran lo que las empresas de la web creen que deseamos ver y no lo que necesitamos ver).

¿Por qué decidiste tomar ese tema para exponer en ALAIC?

Las formas de la inteligencia colectiva, la filosofía de la técnica, el paradigma de la complejidad en la versión de Edgar Morin, la epistemología, están muy entrecruzadas en esto y constituyen áreas de mis intereses constantes. Trabajo en esos ámbitos desde hace varios años y me atrae la idea de lograr mayores espacios para pesquisas muy concretas pero técnicamente minuciosas y analíticas: el espacio de un justo medio entre los estudios meramente cuantitativos, que terminan siendo pobres e irrelevantes, y los textos eruditos, "culturales", imprecisos, llenos de referencias a nombres de autores y a corrientes, rebosantes de lugares comunes de viejas teorías de la comunicación y que, realmente, me parecen una pérdida de tiempo. Promover con los medios que estén a mi alcance el control ciudadano de la ciencia y la tecnología también es otro buen motivo.

En particular, ¿por qué estás interesado en las formas colaborativas de la inteligencia como fenómeno comunicacional contemporáneo?

Porque es una perspectiva fecunda: permite resolver problemas de arquitectura y vivienda popular, entender la evolución de los mercados financieros o comprender cómo los laboratorios del mundo podrían curar o mitigar nuevas y terribles epidemias. Para tener una pista básica de cómo sería posible todo ello, recomiendo el libro de James Surowiecki The Wisdom of Crowds (2004). Hay muchos investigadores en comunicación que trabajan en líneas similares, inclusive en nuestra Universidad ORT. Por ejemplo, Daniel Mazzone lo ha hecho antes y después con textos como “Wikipedia, la gestión de la inteligencia colectiva” (Revista Inmediaciones  de la Comunicación, Volumen 6 – N.º 6 – Agosto 2011. Publicación de la Escuela de Comunicación de la Universidad ORT Uruguay).

¿Esta ponencia guarda relación con la que habías presentado en este mismo congreso pero en 2012, “Grupos de Galton: un espacio particular de procesos de comunicación”? ¿En qué sentido?

Mi última ponencia es una continuación de aquel trabajo de hace dos años, escrito junto al doctor en matemáticas Omar Gil. Los "grupos de Galton" son un caso particular de "inteligencia de la multitud", pero no toda forma de "inteligencia colaborativa" es un "grupo de Galton". Habrá que esperar a fines de setiembre a que se cuelguen las ponencias en formato pdf en el portal de ALAIC 2014 (Lima) para leer el texto que fue la base de mi exposición en Lima. Pero la del congreso de ALAIC 2012 (Montevideo) está disponible y recomiendo su lectura porque anticipa mucho de lo que dije después.

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