Si bien contó con el apoyo del gobierno sueco, del Congreso Judío Mundial, del Gobierno de los Estados Unidos y de muchos particulares, su tarea implicó poner en riesgo su propia vida permanentemente, intentando salvar a sus semejantes.
Wallenberg desapareció en febrero de 1945 mientras estaba bajo la custodia de las fuerzas soviéticas de ocupación en Hungría. Hasta hoy se desconoce cuál fue su destino final.
Honrando a Wallenberg, homenajeamos a quienes deciden hacer lo correcto en momentos extremos, y nos sirven de inspiración para la lucha contra el antisemitismo, la xenofobia y cualquier otro tipo de discriminación.
En la actualidad, la Fundación Internacional Raoul Wallenberg tiene como objetivo recoger la memoria de los Justos de las Naciones.