“Cuando Alan Kurdi se ahogó en el Mar Mediterráneo y fue hallado yaciendo sin vida en una playa turca a comienzos de setiembre de 2015, sin saberlo desató un furor mediático y un grito de protesta internacional por lo que se ha vuelto el mayor desplazamiento forzoso de personas desde la Segunda Guerra Mundial”, así comienza el ensayo.
Wynter cita la figura del niño Alan Kurdi como símbolo de la crisis de refugiados, hecho que provocó una gran movilización internacional.
“Luego de los miles de refugiados que llegaban a Europa, Turquía, Líbano y otros lugares, se sucedió un debate sobre su derecho al asilo. Mientras que a lo largo de Europa políticos y gobiernos de ultra-derecha intentaron capitalizar el miedo y erigir fronteras, tanto físicas como culturales, entre sus pueblos y los refugiados, otros líderes han valientemente abrazado la histórica tarea que cayó sobre ellos y procurado una forma de reasentar a los miles de demandantes de asilo", agrega en el trabajo.
A través de este episodio reflexiona a lo largo de todo el ensayo sobre el concepto de ciudadanía global, conjunto de creencias y valores que están por encima de las nacionalidades.
Los ciudadanos globales son aquellos que son sensibles a los problemas mundiales. “Es la idea de que todos somos ciudadanos del mundo (…) es una utopía hacia la que estamos yendo, que está siempre en redefinición y construcción”, aclaró el graduado durante una entrevista.
Si bien hay hechos mundiales que la desafían, según Wynter, hay corrientes que intentan ir hacia eso, como es el ejemplo de los derechos humanos y el desarrollo del derecho internacional.
Wynter contó en la entrevista sobre su experiencia en Global Youth Forum. 51 personas de 36 países de diversas regiones trabajaron en grupo durante una semana los 17 objetivos sobre desarrollo sostenible de la ONU. “A nosotros nos tocó el objetivo número 10 que es construir ciudades sostenibles, inclusivas y resilientes. Y yo por mi trabajo en una ONG, tomé la palabra inclusiva y la expliqué desde un punto social y educativo”, dijo el graduado.
En el foro había interés en conocer diferentes perspectivas de la ciudadanía global. “Yo por eso conté mi propia experiencia trabajando en la ONG Proyecto Shoa que realiza talleres en liceos públicos y privados de todo el país, en donde se abordan temas de discriminación y especialmente indiferencia".
Los idiomas, agregó, juegan un rol importante “pueden ayudar al entendimiento multicultural y fomentar la ciudadanía global”.
En su trabajo en Proyecto Shoá como director ejecutivo intenta crear consciencia a través de la educación. “El objetivo es que los estudiantes conozcan la historia, reflexionen sobre el presente y cambien sus actitudes”.
Wynter continuará trabajando en derechos humanos y en el desarrollo del derecho internacional. “Mi deseo es estudiar en una Escuela de Derecho de Estados Unidos y empezar a trabajar en eso”, concluyó.