“Es un objeto artístico que tiene en su estrategia de promoción una veta publicitaria”, sostiene el músico y publicista Mateo Mera al presentar su segunda producción musical denominada Un jardín para vivir.
Un disco que no existe en CD, pero tampoco está únicamente en digital. Una cajita de cartón con semillas de ceibo, una maceta biodegradable, un código para descargar las canciones y un póster completan el lanzamiento de este álbum, que genera una experiencia que va más allá de la música.
“La idea surgió de una canción llamada Un jardín para vivir que no llegué a grabar, pero el título me quedó en la cabeza. Al entrar en edición, me pareció que podía titularlo con ella y comencé a pensar cómo podíamos presentarla. Cuando tenías un CD o el vinilo podías relacionarte con él, mientras que en digital no hay ninguna vinculación más allá de la música, por eso decidimos hacer algo físico”, explica Mera.
Con 13 canciones disponibles en YouTube, Spotify o al ingresar el código en su sitio web, la promoción de este álbum tiene los aprendizajes acumulados por Mera en el lanzamiento de su primer disco, Sobre los puentes y las alturas. “Varias de las acciones que he aplicado ya las había puesto en marcha para el disco anterior, y a pesar de que vendí todas las copias que había editado, me di cuenta que tenía que hacer algo diferente".
Por eso asegura que si bien tiene una estrategia que va desde la publicación del videoclip denominado 100, el lanzamiento del formato físico del disco y un plan en redes sociales que capitalice lo mejor cada una de las acciones, buscaba “captar la atención con una acción que siguiera alineada con el arte”.
“Es un objeto artístico que tiene una veta publicitaria por tener la ventaja de ser distinto”, indica Mera, quien no pierde el foco sobre la verdadera esencia de este proyecto: “Lo realmente importante es la música, porque luego de que vivís la experiencia quedan las canciones”.