Si el desafío fuera imaginar qué resultaría de la mezcla entre la lógica de una empresa como Uber, el popular videojuego Mario Bros, y un futuro distópico, la respuesta bien podría ser bitcoin, la moneda digital de la que habla desde el pequeño inversor amateur hasta los grandes bancos del mundo.
Y esto ocurre también en Uruguay, donde igual que en otros países hay gente dispuesta a pagar dólares reales por una moneda imaginaria, invisible, que aún tiene un poder de compra muy limitado.
Algunos catalogan esta acción como una inversión, mientras otros la ven como una apuesta arriesgada a una burbuja especulativa que explotará en cualquier momento. En el medio están los hechos ocurridos este año: aunque fue creada en 2009, en este 2017 su cotización subió de mil dólares en enero hasta llegar a 20.000 dólares en diciembre (a fin de mes bajó a unos 17.000 dólares).
Esto quiere decir que quien invirtió mil dólares a principios de año, menos de doce meses tuvo una rentabilidad de casi 2.000 %, bastante más del 2 % anual que ofrecen hoy los bancos de plaza.
Por supuesto, con el diario del lunes todos son ganadores, y lo cierto es que aún no se sabe qué ocurrirá con el popular —pero paradójicamente desconocido— bitcoin.
Entre tanto, unos entienden a esta criptomoneda —como se llama a las divisas digitales— como un manifiesto anarquista creado luego de la crisis económica de 2008 por quien se hace llamar Satoshi Nakamoto, pero se desconoce su verdadera identidad. Fue ese año cuando el gigante financiero Lehman Brothers anunció su quiebra, incendió los mercados y dejó a miles en bancarrota. El terreno era fértil para una moneda como el bitcoin, que prescinde de dueños y de autoridades reguladoras, entonces golpeadas por el escándalo.
Pero luego están aquellos que miran más allá del mundo de las finanzas y destacan que lo que subyace es una verdadera revolución tecnológica en la que bitcoin es solo una anécdota. Para ellos, el real hit de Nakamoto es la denominada blockchain, el sistema en el cual se basa bitcoin. Convengamos que si esta moneda ya es poco conocida, blockchain es todo un mundo nuevo.
Para conocer más sobre esta divisa y también sobre esta tecnología disruptiva, el contador Rodrigo Ribeiro —socio de la consultora KPMG Montevideo— y los economistas Julio De Brun —asesor independiente y expresidente del Banco Central— y Gustavo Michelin —consultor y exvicepresidente del Banco República—, catedráticos y docentes de la Facultad de Administración y Ciencias Sociales (FACS) de la Universidad ORT Uruguay, respondieron algunas preguntas que ayudan a entender el auge de bitcoin y su posible desarrollo:
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¿Qué es y cómo surgió el bitcoin?
Todo empezó en 2008 con un artículo firmado por Nakamoto y publicado en un foro de internet. El texto proponía un nuevo medio de pago global basado en una moneda digital que eliminaba la necesidad de intermediarios —bancos y otras instituciones— y permitía hacer transacciones directas entre usuarios. El artículo detallaba que estas transacciones serían anónimas, no se registrarían en un solo lugar y estarían encriptadas, es decir, ocultas por claves matemáticas.
Así surgió este sistema, que está amparado en varios centros de cómputos distribuidos por el mundo y basa su funcionamiento en un software abierto que comparten todas esas computadoras y que va registrando esas transacciones en bitcoins.
A diferencia de los bancos tradicionales, o incluso de PayPal, que tienen un servidor central que reúne la información, en el nuevo sistema propuesto los datos están distribuidos a lo largo de una red.
Todo lo anterior le da al sistema tres características principales: anonimato (las cuentas tienen un código de identificación pero no están asociadas a un nombre), seguridad (derivado de la criptografía) y descentralización de datos (lo que lo hace casi inviolable a hackers).
Este sistema es lo que se conoce como blockchain, y debe su nombre a que las transacciones se van vinculando como una cadena de bloques, de modo que a medida que se añaden nuevos bloques derivados de nuevas transacciones aumenta la seguridad del sistema.
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¿Cómo funciona blockchain?
Blockchain funciona así, explicaron los expertos: cuando una persona compra bitcoins, la transacción llega a cada estación de la red de computadoras —llamados nodos— y el sistema propone un algoritmo que los integrantes de esa red deben resolver.
El primero que lo hace comparte la solución con el resto de los nodos y así se confirma la operación monetaria. Este proceso se conoce con el curioso nombre de “minería de bitcoin” y básicamente es la forma en que se validan las transacciones.
Pero además es la manera en que se generan nuevos bitcoins. Sin embargo, desde el inicio el sistema está pensado para emitir solo 21 millones de monedas, que se van sumando paulatinamente a medida que se generan transacciones. Actualmente hay en circulación unos 16.700 millones bitcoins y cada año se genera una cantidad que también está establecida por el software. Para mantener la lógica del sistema esa cantidad de bitcoins que se suman anualmente se reduce a medida que hay más de estas divisas en circulación, y el algoritmo a resolver se vuelve cada vez más difícil y exige más esfuerzo de cómputo. De ese modo, se mantiene el valor de los bitcoins generados.
Como si fuera un videojuego en el que se deben ganar monedas para crear riqueza, cuando un nodo resuelve el algoritmo, el sistema le otorga una cantidad de bitcoins como premio, que sumado a una comisión por la transacción da como resultado el ingreso de quien trabaja en esta tarea.
A ese ingreso se le debe restar el costo de ese trabajo, que incluye el tiempo dedicado a resolver el acertijo matemático y, sobre todo, el valor de los equipos y la enorme cantidad de energía eléctrica que es necesaria para generar el poder de cómputo.
Por eso, actualmente los nodos se ubican en países donde la energía es barata, como China, Rusia, Venezuela, y muchos invierten dinero para tener capacidad suficiente para resolver el acertijo y ganar estas monedas virtuales.
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Ante la volcánica suba que experimentó el valor del bitcoin este año, ¿es una burbuja especulativa o una revolución financiera?
La volatilidad que experimentó este año el bitcoin llevó, como era de esperar, al surgimiento de dos grandes corrientes de opinión: los que creen que el hipervaluado bitcoin es una burbuja financiera —como fueron las punto com o las hipotecas de alto riesgo, más recientemente—, y los que piensan que es la moneda del futuro.
Estos últimos aseguran que se trata de un sistema disruptivo que se usará cada vez más para el intercambio comercial, gracias a su carácter liberal y descentralizado.
En cambio, quienes opinan que el bitcoin pronto no tendrá valor argumentan que las monedas carecen de respaldo. Las bitcoin "realmente están solo en un sistema", dijo Ribeiro, catedrático asociado de Finanzas de Empresas de la FACS. "Si esto tiene un valor de mercado, está dado porque alguien un día estuvo dispuesto a cambiar dólares por bitcoins. Así surgieron los exchanges —bolsas de intercambio de bitcoins por dólares— y la tasa de cambio, y hoy hay gente que paga 16.000 dólares por tener esta moneda digital”, agregó.
Además, los detractores del bitcoin señalan que el anonimato de las transacciones que permite esta moneda facilita su uso en actividades ilegales —como la venta de armas o drogas, o el pago de rescates— y que eso llevará, según ellos, a que sea prohibida o limitada por los gobiernos.
"Naturalmente, los bancos e instituciones intermediarias que ven amenazada su función a raíz del bitcoin se oponen a esta moneda, pero lo contradictorio es que algunos bancos realizan trading en criptomonedas y muchos de los clientes de los bancos averiguan por el bitcoin por su rápida suba", dijo Ribeiro.
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¿Por qué ocurrió el gran aumento del valor del bitcoin en 2017?
"No hubo un acontecimiento puntual" que explique la suba, señaló Michelin. "En la medida que aumenta la demanda, como la oferta está limitada, se incrementa el precio. Solo se generan unos 400.000 bitcoins por año y el máximo de 21 millones está más cerca", explicó Michelin, profesor de Economía de la Incertidumbre en la FACS.
"Además, mucha gente está entrando al mercado de bitcoins por lo que se llama FOBO, ‘Fear of Missing Out’, que es el temor a quedar por fuera de algo que puede generar ganancias", agregó Ribeiro. "Estamos en medio de dos conductas: los que lo intentan y los que ni se molestan, porque creen que esto se va a caer en cualquier momento", subrayó.
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¿Qué posición tomar ante las dos corrientes?
Los tres expertos coincidieron en que la mejor recomendación es la prudencia, porque el mercado de bitcoin todavía tiene mucho riesgo y volatilidad.
"Se puede tomar una opción intermedia. Si se invierte, que sea una porción pequeña del capital, así no lo lamentará si lo pierde, pero si gana, puede ser una ganancia interesante", explicó Ribeiro.
"En cierta forma, e ignorando los aspectos disruptivos de la tecnología de base, es una especie de timba, porque no hay una base clara que justifique los valores actuales", opinó.
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Pero más allá de las opiniones, ¿qué señales reales permiten entender el fenómeno bitcoin?
"Quienes creen que es la moneda del futuro opinan que cada vez más transacciones se van a hacer con bitcoins", señala De Brun, catedrático de Economía del Uruguay de la FACS. "Pero la realidad es que en el último año el volumen de transacciones creció 40 % mientras el valor del bitcoin aumentó 1.600 %. De alguna manera, para validar estos niveles de valuación se esperaría que el volumen de transacciones crezca muchísimo en los próximos años", agregó.
Sin embargo, en contraste, también hay algunas señales que respaldan el porvenir del mercado de bitcoins.
La principal señal ocurrió este 11 de diciembre, cuando la Bolsa de Futuros de Chicago (CBOE, por su sigla en inglés) generó un mercado de futuros para el precio del bitcoin. Los "futuros" son contratos que permiten a inversores comprar o vender algo hoy a un precio establecido pero para una fecha determinada, precisamente, en el futuro.
Pero además, una semana después, el 18 de diciembre, CME —la principal bolsa de futuros de Estados Unidos, también en Chicago— se sumó a CBOE y empezó a operar otro mercado de futuros para el precio de bitcoins. Para 2018 se estima que lo mismo hará el mercado de futuros del Nasdaq.
Según los expertos, la decisión de estas grandes plataformas mundiales es un paso fundamental para que el bitcoin sea reconocido en los mercados financieros, y también es una manera de que las empresas financieras que operan con esta criptomoneda puedan protegerse de los cambios bruscos en su cotización.
En la esfera estatal, en tanto, en Argentina, el gobierno del presidente Mauricio Macri incluyó en el reciente proyecto de ley de Reforma Tributaria un artículo en el que grava con 15 % la ganancia neta en dólares de las monedas digitales, es decir la diferencia entre su precio de compra y venta. De alguna forma, también reconoce que hay un mercado prometedor.
China, por su parte, directamente prohibió las bolsas de intercambio de bitcoin por moneda local, aunque aún están permitidas las transacciones y la creación de nodos en el país.
En el ámbito más privado, también se han empezado a registrar transacciones con bitcoin: ya hay algunas experiencias en el mercado inmobiliario de Estados Unidos, y en Japón se puede usar como moneda legal para pagar deudas o comprar electrónica, por ejemplo.
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¿Bitcoin es la única criptomoneda?
Bitcoin es el rey de copas de las criptomonedas, pero está lejos de ser la única. De hecho se estima que existen cerca de 1.400 de estas divisas digitales, aunque unas 20 siguen la tendencia exitosa de bitcoin.
Lejos en un segundo lugar detrás de Bitcoin se ubican Ethereum y luego Ripple, y otras que crecen son Litecoin, Iota, Dash, entre muchas otras.
Michelin detalló que Ethereium es una plataforma que presenta un diferencial en el uso, sobre todo para hacer contratos inteligentes (smart contracts) y conquistó el segundo lugar en la valoración de mercado. Le sigue Ripple, para giros y transferencias internacionales; y Iota, está orientada a servicios vinculados al Internet de las Cosas y así varios emprendimientos que buscan generar plataformas que agreguen valor a transacciones económicas y sustituyen intermediarios.
Lo que evidencia este auge de las criptomonedas, en realidad, es un cambio tecnológico de gran relevancia.
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¿Por qué la tecnología blockchain es revolucionaria?
Además de la mejora de la seguridad de los datos, "la gran revolución del blockchain es la sustitución de un intermediario central —que puede ser una cuenta bancaria o un registro público— por un sistema descentralizado. En el fondo, lo que se cuestiona es el rol del Estado, que en la sociedad actual es el gran intermediario. En la medida que la gente pueda resolver sus transacciones entre pares bajo un sistema de control descentralizado, muchas de las funciones que hoy están en manos del Estado serán cuestionadas", opinó De Brun.
De hecho, muchos aseguran que “el gran mérito de Nakamoto es esta tecnología, pues con la misma lógica que se aplica al intercambio de bitcoin también se pueden registrar o comercializar títulos de propiedad de un auto o una casa, por ejemplo. O incluso hasta se podría manifestar el voto”, agregó De Brun.
Este cambio tecnológico es muy importante, pero primero va a tener que resolver un problema, que además de importancia económica tiene impacto ambiental: la energía que necesita para resolver los algoritmos, destacó Michelin. Sin embargo, este problema es similar al que enfrentó la primera revolución industrial. Entonces la máquina a vapor al iniciar una revolución industrial. Aquella primera máquina parecía inviable: se movía muy lento, hacía mucho ruido y contaminaba, pero de todos modos dio comienzo a una revolución cuando ganó eficiencia y cambió el concepto del uso. Blockchain también tiene estas dificultades, pero seguramente las irá resolviendo”, concluyó.