“A pesar de que fue registrada como invento en 1839, en el campo de la investigación educativa, seguimos hablando de la fotografía como una innovación”, aseguró la Dra. Gabriela Augustowsky.
La profesora visitante del Instituto de Educación de la Universidad ORT Uruguay explicó que la fotografía sigue siendo considerada como una herramienta “de segundo orden” o “auxiliar”, que apoya a la narrativa textual.
La razón está en la fuerte tradición de la investigación en trabajar con el “mundo de la palabra”, aunque, poco a poco, nota que la fotografía va teniendo un estatus “cada vez más sólido” en el ámbito de la educación.
Augustowsky detalló que es fundamental pensar en dicha herramienta como “un modo de registro”: “Una manera de capturar y relevar la empírea”.
Sin embargo, debido a que muchos de los procesos son simbólicos, invisibles, interiores, ¿la educación es fotografiable? ¿Hay aspectos educativos que se pueden analizar mediante la fotografía?
En palabras de la docente sí los hay: el espacio dispuesto, la ubicación de los cuerpos, los uniformes, el uso de los materiales y la tecnología son algunos de ellos.
Por ejemplo, ella le entregó cámaras portátiles a niños de entre cuatro a nueve años, para estudiar el desarrollo de la fotografía infantil. También, a fines de los 90, en base a las imágenes que tomó, realizó una investigación sobre las paredes de las escuelas.
“La fotografía permite recomponer parte de lo no dicho, aquello de lo que los entrevistados no hablan. No porque lo escondan, sino porque lo tienen naturalizado”, concluyó.