¿Quién no ha usado Comic Sans para redactar un texto alguna vez? Dado su uso extensivo terminó por convertirse en una de las tipografías más controversiales. Tarjetas de cumpleaños, presentaciones en Power Point, afiches, el listado de precios del almacén… Una tipografía que surgió con el fin de sustituir a Times New Roman en un globo de diálogo, hoy se puede encontrar prácticamente en cualquier cosa.
La tipografía y su diseño es un arte en sí mismo que no solo tiene un fundamento estético sino que sigue pautas para cumplir una función específica. Pero además este proceso es largo y más complejo de lo que puede parecer. Si no, alcanza con pensar que el abecedario en español tiene 27 letras, pero incluye los dígrafos (composiciones de dos letras, como la “ch” o la “rr”), los símbolos —desde $ a guiones—, y las diferentes versiones de cada letra en minúscula y mayúscula. Por eso, a la hora de diseñar una tipografía son muchos aspectos a tener en cuenta.
Tanto Fernanda Núñez, graduada de la Licenciatura en Diseño Gráfico y docente de la Escuela de Diseño, como Camila Basso, estudiante avanzada de la misma carrera, han incursionado en el rubro y ya cuentan con tipografías publicadas que han llegado a adquirirse en distintas partes del mundo.
En esta entrevista ambas cuentan qué las llevó a trabajar en el rubro, cómo es el proceso de diseño de tipografías para cada una y sobre sus proyectos a futuro.
Fernanda Núñez
¿Cuál es la importancia de la tipografía en el diseño gráfico?
Si te ponés a pensar, la comunicación que no es verbal siempre va acompañada de texto. Si no tenés el texto, las lecturas son múltiples; el texto ancla.
Para la gente no es importante: entra a Word y elige la (tipografía) que sale, pero en realidad esa tipografía seleccionada fue pensada para una determinada función. La gente elige Arial o Helvética, que son tipografías que fueron hechas para que se lean con más facilidad, en especial en pantalla. Es decir, tienen una función. Porque cada tipografía, cada letra, está pensada. La tipografía en sí misma es puro diseño, cada letra está diseñada.
¿Cómo te introdujiste en el mundo de la tipografía?
Soy del primer plan de la Licenciatura en Diseño Gráfico y hasta ese momento no existía la materia Tipografía, que ahora sí hay. Tuvimos talleres e hicimos algunos ejercicios sobre el tema. Ahí traté de hacer una tipografía más formal y después hice ejercicios de ligaduras (la unión de letras) de una tipografía en particular pensada para el español. Ahí trabajé con la “ch” y el diptongo, por ejemplo.
En realidad, lo que me gusta es hacer cosas distintas, no la letra más convencional. Mi esposo, Vicente Lamónaca, que también es diseñador y cofundó TipoType, siempre me dice que tengo linda letra cuando escribo a mano. Me gusta mucho dibujar letras, el lettering. Así que por ese lado me fui acercando más al mundo de la tipografía.
¿Cuál fue tu primera tipografía?
La Paz, que es mi letra. Está con pequeñas variantes, pero es mi letra escaneada, vectorizada, corregida para tamaños, para que no se empaste…
La idea era que no se notara que era una letra de máquina. Para todas sus versiones hay tres “a”, tres “e”, tres “i”, tres “o”, hay ligaduras de todas las consonantes con las vocales. ¿Para qué? Cuando uno escribe con esa tipografía y pone dos “a” en una misma palabra, por ejemplo, está programada y las dos letras “a” son distintas. Obviamente que se van repitiendo a lo largo del texto, pero no vas a ver a la misma “a” en una sola palabra. Eso permite esa sensación de escrito a mano, que era lo que yo buscaba desde un principio.
Las distintas versiones de cada letra surgen de ir probando y dibujando. Esa es la parte más divertida para mí: dibujar.
¿Las dibujás en papel o en computadora?
De las dos maneras. La Paz y Carmencita fueron dibujadas a mano, escaneadas, vectorizadas y después pulidas.
Lo que me cuesta mucho es sistematizar las tipografías. Lo que pasa es que no podés pensar en cada letra de forma individual, sino que como parte de un sistema, de una misma familia. Esa es la parte que a mí más me cuesta.
Las cuatro tipografías que hiciste hasta ahora —La Paz, Carmencita, Salinas y Luisa— comparten esa característica que mencionabas, que imitan la escritura a mano. ¿Por qué preferís diseñar ese estilo y no otros más formales?
Mi esposo hace de las otras tipografías, pero yo las miro y me aburren (se ríe). A diferencia de él, yo vivo a la tipografía como una cosa extra. Es un trabajo, pero también un hobby. Me gusta hacerlo, y además no es mi principal fuente de ingresos. Por eso, si voy a dedicar parte de mi tiempo libre a eso, tiene que ser algo que me divierta. Y por ahora, con las otras, las más formales, las que tienen un sistema más claro, no me ha pasado eso.
La Paz y Carmencita fueron hechas a mano y luego escaneadas. Salinas la dibujé digitalmente, con tableta, y se nota porque el trazo es más parejo todo el tiempo.
Luisa también fue hecha a nivel digital. La idea era generar algo que fuera más elegante que las demás que había diseñado, pero que a su vez no fuera como la típica tipografía a pluma. Es una tipografía muy especial, porque no es una que la puedas usar para todo. Con Carmencita pasa lo mismo.
Lo divertido también llega cuando hago imágenes y genero los usos que podría tener cada tipografía. Por ejemplo, creo un logo con esa letra, un afiche o un envase. Le doy vida a la tipografía.
¿Por qué diseñás tipografías? ¿Qué te aporta como diseñadora?
Un logotipo tiene un uso más formal, es para una determinada persona. En cambio, cuando diseño tipografías, no es para nadie y es para todos al mismo tiempo. Te sorprendés cuando ves tu tipografía usada en algo.
¿Te pasó de encontrarte con algún producto que tuviera una tipografía diseñada por vos?
Un día iba caminando y en la calle me encontré con un afiche de una obra infantil que tenía Carmencita. Como en ese caso, diseñar tipografías me ha aportado satisfacción, porque es algo que hice y que queda. Una comunicación, una revista o lo que sea es más temporal. Las tipografías quedan mucho más vigentes en el tiempo. Hay algunas que tienen 500 años y se siguen usando.
Para mí, que no me lo tomo como trabajo, es como para el periodista que escribe una novela, por ejemplo. Tiene un poco de terapia laboral, por decirlo de alguna manera.
¿En qué trabajás en este momento?
Ahora estoy con una dibujada a mano de forma digital, pero la trabajo cuando puedo. De cualquier manera, trabajar con tipografías en sí es algo que demanda mucho tiempo, por eso creo que no hay tanta gente en el rubro. Es engorroso y sistemático; hay que ser muy organizado y prolijo. Hay que tener constancia.
Además en Uruguay no hay un mercado muy grande, no trabajás tanto para acá, sino para el exterior. Se vende sí a nivel local, pero la práctica de comprar no es tan común como en otras partes del mundo.
Camila Basso
¿Por qué empezaste a estudiar la Licenciatura en Diseño Gráfico?
Desde chica siempre me gustó comunicar visualmente, pero no tenía idea de que eso se enmarcaba en una carrera. Me anoté para estudiar la Licenciatura en Comunicación, para hacer Publicidad, porque no sabía que existía la Licenciatura en Diseño Gráfico. Cuando me anoté, vi en un folleto que existía la licenciatura y me cambié enseguida.
¿En qué te imaginabas trabajando al principio de la carrera?
Como no tenía demasiada idea de las herramientas que te brindaba la carrera, pensaba que un diseñador gráfico se graduaba y trabajaba en una agencia de publicidad, o en una empresa vinculada al rubro. Al avanzar, empecé a conocer otras oportunidades y cambié mis expectativas.
Hoy estás trabajando en el Auditorio Nacional del Sodre y en su momento también estuviste en la Fundación Peluffo Giguens. ¿En qué consiste específicamente tu labor? ¿Qué tipo de cosas diseñás?
En la fundación trabajaba freelance, hacía las gráficas institucionales y las vinculadas a eventos puntuales, como el Domingo Amigo, por ejemplo. Ahora en el auditorio estoy full time y hago las gráficas institucionales, las del coro, de la orquesta, de la ópera…
Tengo mucha más responsabilidad y el ambiente es hermoso. Estoy en el Departamento de Comunicación, pero soy la única diseñadora gráfica.
En un par de páginas se puede encontrar una tipografía tuya: Cinemática. ¿Cómo te llegaste al mundo del diseño de tipografías?
Cinemática la diseñé como un trabajo de la materia Tipografía 2, del tercer semestre la carrera. Empecé a tomarle el gusto a la tipografía a partir de esa materia.
Al principio no tenía muy claro qué iba a hacer, veía muy difícil tener en tres meses una tipografía con 200 caracteres. La idea era ir paso a paso y así la fui llevando.
Los docentes, Vicente Lamónaca y Fernando Díaz, nos aconsejaron partir de la base de un problema. Estuve dos semanas prestando mucha atención a todo lo que me rodeaba, para ver qué problema podía encontrar. Así surgió Cinemática, que tiene muchos usos, pero la hice específicamente para los créditos de gráfica para cine.
Estando en el cine empecé a ver los carteles y en todos está la misma tipografía desde hace añares. Si bien es bastante condensada en cuanto a uso del espacio, vi que se podía aprovechar de mejor forma. Lo que hice fue potenciar la tipografía que se usaba y hacer otra opción alternativa, más rendidora, que ahorrara espacio tanto vertical como horizontalmente. Además de tener los caracteres básicos, la pensé para que estuviera en varios idiomas.
La terminé haciendo de 400 caracteres y ocho pesos distintos (itálica, bold, light). Por otra parte, tiene frases predeterminadas, es decir, apretás determinados comandos y te aparece “Created by”, por ejemplo.
Tu proceso para diseñar tipografías, entonces, parte de la búsqueda de un problema. ¿Cómo sigue?
Primero es eso, encontrar un problema, ver cómo solucionarlo técnicamente. Es decir, si hay poco espacio, ver qué características puede tener la tipografía para ahorrarlo.
Después empezás por determinadas letras claves, que luego te permiten desarrollar el resto. Por ejemplo, yo empecé por la “a” minúscula y estuve un día entero bocetando distintos tipos. Cuando llegué a un resultado, seguí con la “n”. Hay algunas letras que te llevan a crear todo el resto de la familia, como la “a”, la “n”, la “g”.
Después que boceté, pasé el resultado a la computadora, lo vectoricé, lo pasé a FontLab —el programa que generalmente se usa para crear tipografías— y luego hice el resto de la familia.
A la web llegué por un concurso de TipoType, que todos los años hace uno a nivel de Latinoamérica. Los docentes de ORT Lamónaca y Díaz, que son los creadores de la fundación junto a Martín Sommaruga, me dijeron que participara. Yo, sin pensar que podía ganar, me inscribí con Cinemática, con la que había sacado muy buena nota en la materia. Gané y el premio era publicar la tipografía en TipoType.
¿Tenés que saber dibujar para diseñar tipografías?
No, eso sí sería necesario para lettering (el arte de dibujar letras a mano, más vinculado con la ilustración). Mientras en tu mente sepas cómo va a ser la tipografía en pantalla, no tiene por qué ser perfecta en el boceto. Para hacer tipografías digitales no veo como algo necesario saber dibujar.
¿Por qué Cinemática se diferencia del resto de las tipografías?
Es tanto funcional como estéticamente bella. Cinemática es elegante en sus trazos, por ser tan estilizada, alta y delgada. Cumple su función correctamente, eso es lo principal: economiza espacios y sirve para los créditos. Además, que sirva para varios idiomas la hace universal.
¿Tenés pensado diseñar más tipografías?
Me encantaría. Ahora estoy a full con la carrera y no tengo tiempo, pero cuando termine de estudiar me voy a dedicar a un proyecto de tipografía. No tiene por qué terminar en publicación, pero sí me gustaría seguir diseñando tipografías como hobby.
¿Por qué? ¿Qué es lo que te llama?
Me sorprende el poder que tiene una tipografía para comunicar. Es indispensable que el diseñador gráfico sepa de tipografías y que las use, porque creo que no existe gráfica o comunicación visual que no necesite de tipografías para comunicar.
Me gusta el hecho de que algo tan simple sirva para comunicar, desde los trazos, la separación que puede haber entre letra y letra… El hecho de poder resolver un problema de comunicación con algo tan simple como una tipografía me llama pila la atención.