Es para mí un gran honor y una enorme alegría recibir el Premio Scopus de la Universidad Hebrea de Jerusalem.
Agradezco especialmente a Gabriel Goldman que me trajo la primicia a su regreso de Israel. Debo decir que la sorpresiva noticia me dejó desconcertada. Ciertamente no lo esperaba.
Siempre me llamó la atención que la Universidad Hebrea de Jerusalem hubiese nacido 23 años antes de la creación del Estado de Israel, gracias a la visión de un grupo de pioneros de la Organización Sionista que se atrevieron a poner el tema sobre la mesa. Sin duda fue un evento inesperado, aunque sería exiguo circunscribir su singularidad únicamente a ese hecho. Desde la puesta en marcha del proyecto, casi impensable en la época, la universidad empezó a desplegar una actividad que hoy abarca prácticamente todas las áreas del conocimiento humano, y se transformó en una locomotora de innovación. En sus aulas se forman ganadores del Premio Nobel y otros importantes reconocimientos dentro de Israel, el Dr. Seroussi, que acabamos de escuchar, es uno de ellos. Actualmente, la Universidad Hebrea de Jerusalem figura en cualquier ranking entre las mejores universidades del mundo.
La educación siempre ha sido un elemento central de los anhelos del pueblo judío, que ha luchado tenazmente por mantener la transmisión y la difusión del pensamiento judío y de su ética de vida, sin dejar de participar con pasión de los grandes cambios sociales, culturales y tecnológicos que se iban produciendo a nivel global.
Hace 138 años el mismo espíritu permeaba un grupo de pensadores en la Rusia zarista. Fueron los precursores del proyecto ORT para rescatar a las poblaciones judías encerradas en zonas de exclusión a través de la educación para el trabajo como forma de liberación. Así nació ORT en 1880.
Diez mil cartas de solicitud de apoyo al proyecto fueron enviadas, con una respuesta que excedió todas las expectativas, permitiendo una rápida puesta en marcha de la idea ORT, un Movimiento en la Vida Judía.
Tanto la Universidad Hebrea de Jerusalem como la ORT lograron atraer la atención de Albert Einstein y otras personalidades, que acompañaron los dos proyectos desde sus inicios. Albert Einstein dictó la clase inaugural de la Universidad Hebrea de Jerusalem el día de su apertura y pocos años después participó en Londres en el hotel Savoy de una cena de recaudación a favor de ORT, acompañado de George Bernard Shaw. Tengo en mi escritorio una emblemática foto de ese evento.
Nuestras instituciones les deben mucho a todos estos tenaces visionarios y generosas figuras de la ciencia y del mundo judío de la época que respaldaron estos dos grandes sueños.
Hoy existe un convenio académico de cooperación entre la Universidad Hebrea de Jerusalem y la Universidad ORT Uruguay, que esperamos sea motivo para desarrollar proyectos beneficiosos para los dos países.
Mi generación que tuvo una experiencia directa de la persecución descarnada y criminal del nazismo en la Europa ocupada, quedó “visceralmente vinculada” a la Shoá (una expresión de Claude Lanzmann) y con una herida trágica indeleble. La creación del Estado de Israel fue de una trascendencia indescriptible, particularmente para los sobrevivientes. Frente a la apatía mundial ante el genocidio, teníamos la esperanza que, con el fin de la guerra, el colaboracionismo activo o pasivo de los “Mitlaüfer”, expresión usada por la periodista franco-alemana Geraldine Schwarz en su reciente libro Los Amnésicos, seguidores del nazismo, desaparecerían. Nuestra soledad, desamparo y vulnerabilidad serían cosas del pasado. En gran medida y a pesar de nichos persistentes de judeofobia y de negacionismo, la existencia del Estado de Israel nos permitió recuperar dignidad y sueños que nos habían sido arrebatados.
Setenta años después, el Estado de Israel sigue siendo una realidad impactante y la Universidad Hebrea de Jerusalem representa uno de sus mejores símbolos y logros.
Agradezco al Dr. Seroussi de la Universidad Hebrea de Jerusalem, al Dr. Goldman y amigos de Universidad Hebrea en Uruguay, a mi familia en Uruguay Carolina, Victoria, Florencia, Matías, Laura y Fabiana, los que viven en Israel, EEUU, México y en especial a mi hermano Raymond de bendita memoria que me acompañó en los años sombríos, a Ruperto Long, mi biógrafo, y amigo, a mi colega y amigo Dr. Adrián Moscowicz, Director Ejecutivo de ORT Argentina, a Jorge mi hijo, un pilar a la hora de iniciar el desafío mayor del proyecto universitario, a mi marido José por respaldar mis emprendimientos, a mis colegas y Amigos de ORT Uruguay, a todos ustedes aquí presentes.
A la nueva embajadora de Israel, Sra. Galit Ronen, a quien deseamos muchos éxitos en su misión en nuestro país.
Es un honor desbordante lo que hoy recibo en este evento.
Muchas gracias.