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Emprender mi primer negocio

¿Cómo empiezo? ¿Cuáles son los primeros pasos que tengo que dar para tener mi primer negocio? Seguramente esta pregunta te la estés haciendo junto a otros millones de jóvenes que quieren comenzar a emprender.

El director del Centro de Innovación y Emprendimientos (CIE) de la Universidad ORT Uruguay, Enrique Topolansky, te recomienda que leas el libro The Four Steps to the Epiphany. Succesful Strategies for Products that Win de Steven Blank.

La lectura del libro te puede ayudar a desarrollar un proyecto o una empresa.

Veamos cuáles son los cuatro pasos iniciales que propone este autor:

  • Customer Discovery. Tenemos que ver si encontramos un problema que es común a muchas personas y si la solución que nosotros proponemos les sirve. Vamos a necesitar de algunos clientes de prueba para que corroboren o refuten nuestras hipótesis.
  • Customer Validation. Tenemos que crear una hoja de ruta repetible para testearla con el cliente y ver si nuestras hipótesis de negocio han sido correctas o no, para así asegurarnos de que nuestro producto es vendible.
  • Customer Creation. Nuestro objetivo ahora es promover la demanda de nuestro producto y desarrollar los canales de venta. Tenemos que delimitar nuestro mercado objetivo, y empezar a tomar acciones para promover el marketing y las ventas.
  • Company Building. Debemos consolidar la estructura del emprendimiento con el objetivo de ordenarnos y poder seguir avanzando.

Emprendimientos

Ahora bien, cuáles son los aspectos que hacen a un emprendedor.

"La actitud emprendedora se aprende y se entrena con la práctica", asegura Topolansky.

“Un emprendedor es una persona que tiene la capacidad de soñar y, basándose en su conocimiento, en sus redes, es capaz de ejecutarla, llevarla adelante y agregar valor a la sociedad o al conjunto de empresas al cual está vinculado”, destaca.

Está muy arraigado el mito de que emprendedor se nace, pero en realidad el ser emprendedor tiene mucho que ver con la actitud, ya que justamente la cultura del país en el cual nacemos influye de una manera muy determinante.

El emprendedor debe ser un generador de oportunidades. Debe intentar construir puestos de empleo en lugar de consumir puestos de empleo existentes. Este es un proceso que claramente lleva mucho tiempo.

Consejos para el emprendedor

Topolansky elaboró los siguientes consejos para el novel emprendedor:

  • Para el emprendedor la habilidad de generar ideas está en su esencia. Las ideas son, sin duda, la energía que les da vida y son estas las que ante el fracaso le darán la fuerza para levantarse y seguir soñando.
  • El emprendedor conoce la distancia que existe entre tener una idea y que la misma se convierta en un emprendimiento. Sabe que existe una gran diferencia entre tener ideas y ser emprendedor.
  • Para ser emprendedor hay que ser creativo, tener ideas, pero el tener ideas no implica necesariamente que uno sea un emprendedor.
  • El verdadero emprendedor es consciente que no todas sus ideas se podrán concretar y que son muy pocas las que finalmente valdrá la pena impulsar.
  • El emprendedor sabe que por más que las ideas afloren deberá ser capaz de ponerles freno y reprimir el impulso de emprender ante la emoción de la primera idea. Él es consciente que las ideas con potencial no son las primeras que nacen. Por el contrario, las ideas con potencial suelen ser aquellas que comienzan a surgir luego de atravesar un riguroso proceso de selección y validación.

Ideas para un emprendimiento

Estas ideas se van transformando como resultado del intercambio con pares y un arduo proceso de identificación de clientes que nos permiten validar su potencial. Si finalizado este proceso la idea aun sobrevive y, sobre todo, si sigue despertando la suficiente pasión en el emprendedor, podremos decir que se ha encontrado una idea con verdadero potencial emprendedor.

Esta actitud de controlar el entusiasmo de esa primera idea e iniciar un proceso de descubrir y validar, es lo que marca la diferencia entre quienes tienen ideas y quienes son verdaderos emprendedores.

Quienes tiene ideas, pero no son emprendedores, se dejarán llevar por el entusiasmo, partiendo de la falsa creencia de que la idea es el pilar fundamental para su emprendimiento. Quienes caen en esta falacia, tienden a sobrevalorar su idea, llevando al emprendedor a custodiarla celosamente, limitando sin querer el potencial de crecimiento de su propio emprendimiento.

Al esconder la idea será él solo quien volcará su experiencia y su conocimiento en el desarrollo de esta, mientras que seguramente en ese mismo momento habrá otro emprendedor que trabajando en red estará impulsando alguna idea similar.

El creer que una idea es una verdadera fuente de ventaja competitiva, parece ignorar que las ideas no se protegen, que la única forma en que podemos obtener valor de una idea es ser capaces de implementarla y que exista un grupo de clientes a la cual esa idea les aporte valor y, por tanto, esté dispuesto a pagar por ella.

Sobrevalorar la idea es la muestra más clara que evidencia la falta de experiencia como emprendedor.

El emprendedor, por el contrario, iniciará un proceso de descubrimiento y validación enfocado en identificar a sus clientes potenciales. El objetivo de este proceso será el de entender sus necesidades y verificar o descartar la idea, según ella se ajuste o no a la realidad identificada. Como parte de este proceso, el emprendedor irá mutando su idea y ajustando sus supuestos. Pudiendo finalizar el mismo con éxito al encontrar una idea con potencial porque agrega valor al cliente, o un escenario sin potencial que lo llevará a descartar definitivamente la idea. 

Cuando avanzamos ante la primera idea, creyendo que será adecuado a las necesidades de nuestros clientes y omitimos validarla, los riesgos de fracaso se incrementan. Al destinar esfuerzo, tiempo y dinero en construir un producto o servicio del cual no conocemos a su cliente y, por tanto, no tenemos certeza de que el mismo termine siendo de utilidad a alguien.

El emprendedor con experiencia tiene claro que el éxito solo será posible si su idea logra agregar valor al satisfacer adecuadamente las necesidades de sus clientes.

Son, por tanto, las capacidades de controlar el impulso de emprender ante la primera idea que nos apasiona y el adoptar un riguroso proceso de validación de la idea una verdadera fuente de ventaja competitiva que hace la diferencia entre quienes tienen ideas y los verdaderos emprendedores que las concretan.

El CIE ofrece una comunidad de apoyo integrada por mentores que ayudan a los emprendedores a transitar todas las etapas: desde el descubrimiento del problema (preincubación) hasta la consolidación de la empresa (incubación y aceleración).

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