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Agenda Judía 2018
Durante la celebración se presentó la Agenda Judía 5779, dedicada a Claude Lanzmann quien, con su película Shoá, logró un documental extraordinario, esencial en la lucha contra la posibilidad de dejar caer en la nada el relato de los testimonios de sobrevivientes y, con una audacia singular, el relato de los Mitläufer (colaboracionistas activos y pasivos).
Discursos
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Charlotte de Grünberg - Directora General
El año 5779, que dará comienzo el próximo domingo 9 de setiembre al atardecer, nos encuentra nuevamente reunidos para celebrar Rosh Hashaná, el Año Nuevo Judío.
Bienvenidos a todos y en especial a los que comenzaron en este período a participar laboralmente de la experiencia ORT.
Este año, como habrán podido apreciar, nuestro equipo técnico propuso hacer una presentación audiovisual para ilustrar la actividad de toda la universidad.
Suceden tantas actividades y novedades diariamente que nuestra presentación difícilmente pueda ser totalmente abarcativa de la vida de la universidad, por lo que vieron es un relevamiento sucinto de lo que creímos de mayor interés colectivo.
Hace más de 20 años que ORT Uruguay produce una agenda temática para Rosh Hashaná. Siempre conmemora personajes y/o eventos excepcionales. Este año la agenda está dedicada a Claude Lanzmann, cineasta francés, recientemente fallecido, autor de la memorable película Shoá, con más de 9 horas de duración. La duración de la película es solo uno de los aspectos inhabituales de esta producción.
En este documental, dedicado a la historia del holocausto judío llamado Shoá, Lanzmann utiliza un abordaje al tema a través de entrevistas, tal vez podríamos llamarlas conversaciones, con protagonistas, víctimas, sobrevivientes e increíblemente también con protagonistas colaboracionistas activos o pasivos, historiando las diversas perspectivas sobre los hechos, creando una nueva forma de relato de un tema tan complejo y dramático, en los cuales no aparecen los horrores. Dijo el diario francés Le Monde en su obituario “Claude Lanzmann cambió para siempre la historia de hacer películas”.
Este año nuevamente se realizó el Curso Shoá en su 7.ª edición, curso para educadores, declarado de interés educativo por los respectivos organismos competentes.
También estuvimos presentes en el Festival de Cine Judío de Punta del Este, por decimocuarto año consecutivo, acompañando la muestra con nuestros ciclos de conferencias.
Como todos los años, este encuentro en que estamos todos juntos se transforma en uno de los momentos felices del año para mí, porque ORT y todos ustedes son una parte muy importante del desarrollo de nuestra organización y de mi vida.
Me voy a permitir volver a utilizar un recuerdo recurrente que me viene a la memoria basado en un comentario del gran poeta israelí Abba Kovner, el creador de la idea del Museo de las Diásporas en Tel Aviv, ubicado al lado de la universidad. Este museo es uno de los más importantes sobre el judaísmo en el mundo. Abba Kovner lo definió como la “sinfonía del pueblo judío”.
Parafraseando esa expresión de Abba Kovner, yo también nos percibo como una sinfonía, como un conjunto de voces, ideas y un flujo permanente de propuestas de innovación que suenan acorde a la vez.
Me gusta esa imagen, creo que nos representa bastante bien. Con ese clima podemos transitar con firmeza en el siglo XXI.
Agradezco a todos ustedes el haberme acompañado en este año que como todos los años tiene que enfrentar enormes desafíos y algunas pérdidas lamentables de colaboradores que extrañaremos.
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Lic. Rafael Winter – Vicepresidente del Centro Recordatorio del Holocausto de Montevideo
Estamos a pocas horas del comienzo de un nuevo año judío: entramos en el 5779.
El próximo domingo a la nochecita, cuando tres estrellas aparezcan en el firmamento, muchos correligionarios se harán presentes en las Sinagogas de todo el mundo, escuchando y participando de las plegarias -conducidas con esmero y brillantez por el cantor litúrgico al que denominamos "jazán"-y cada feligrés con su libro de oraciones al que denominamos "Majzor".
Al retornar a sus hogares encontrarán una larga mesa con su mantel blanco, las velas que ya habrán sido bendecidas, la copa de vino para realizar el kidush y además los símbolos tradicionales entre los cuales: manzana con miel, jala redonda, simbolizando ambos la esperanza de un año redondo, completo, dulce.
Y entre las comidas típicas, el viejo y querido gefilte fish...
Seguramente mucha gente alrededor de la mesa: la familia, amigos y gente necesitada de la comunidad-que los hay y muchos-que también tiene obviamente el deseo y la necesidad de celebrar Rosh Hashaná.
Al día siguiente, a la mañana siguiente, nuevamente retorno a la sinagoga y allí, en el marco de una extensa liturgia matinal se destaca un momento mágico: el momento del toque del shofar. Porque Rosh Hashaná es también "Yom teruá": Día del toque del shofar. Momento que se espera con mucha ansiedad por parte de los correligionarios de todas las edades. Ni que hablar de los niños!!
Incluso hay quienes van al Templo de mañana solamente para ESE momento: escuchar el sonido del shofar. Un precepto muy significativo.
Ya lo dijo el bíblico profeta Amos: "¿Acaso se escuchará el shofar en la ciudad y nadie se estremecerá?".
Y ese es un poco el objetivo del shofar: ¡estremecernos! Despertarnos de nuestro letargo. Despertar nuestras conciencias! Llamando a la reflexión. Llamando al arrepentimiento. En hebreo "teshuvá".
Es este un concepto muy importante de Rosh Hashaná.
Hay una oración llamada "Unetane Tokef" en la cual se expresa que -si bien Dios ya tendría "determinado" el destino de cada uno- la teshuva (arrepentimiento), la Tefila (plegaria) y la Tzedaka (solidaridad, justicia social) pueden llegar a modificar los designios de Dios.
La festividad de Rosh Hashaná -recordemos: Año nuevo, día de alegría pero alegría sobria, mesurada, contenida- tiene, al igual que otras festividades, nombres alternativos.
Uno de ellos, ya mencionado: Yom Teruá.El otro, Yom Hazikaron: Día del Recuerdo.(no confundir con el Día de Recuerdo por los soldados caídos en defensa de Israel).
Este Iom Hazikaron (Rosh Hashaná),este Día del Recuerdo es también un Día del Recuerdo pero en otro sentido. Recuerdo de la Creación del Mundo interpretan algunos. Recuerdo de las acciones -buenas y malas- que hicimos durante el año que pasó, interpretan otros.
Esto se asocia con el "jeshbon hanefesh", balance personal, individual que deberíamos hacer en Rosh Hashaná e incluso ya en los días previos.
Quiero asociar Yom Hazikaron-Rosh Hashaná con el recuerdo y la memoria de épocas no tan pasadas. Digamos que 3 generaciones atrás.
Me retrotraigo a los años 1941-42 o 43.
Rosh Hashaná en el Gueto durante la Shoah en algunos de esos años.
Un Gueto en Polonia, Rusia, Lituania.
Pueden ser Varsovia, Lodz, Vilna, Bialistock.
Imaginemos una familia judía tradicional. Podrían ser Shmuel, Reizel y sus siete hijos.
Podrían ser Shloime, Blume y sus cinco hijos. O podrían ser Itzjok, Gittel y toda su parentela. Todos ellos en Rosh Hashaná. En el Gueto.
¿Y saben qué? Incluso "celebrando" Rosh Hashaná en las terribles condiciones del campo de concentración-exterminio.
Los nombres arriba mencionados representan los de millones de judíos quienes, en situaciones límites como nunca antes había vivido el pueblo judío, de todos modos se las "ingeniaron" para conservar nuestras tradiciones y costumbres.
Es decir para conservar nuestra continuidad.
Por más que, lamentablemente, la casi totalidad de ellos -terminada la Segunda Guerra Mundial, es decir la Shoah- no pudo ser partícipe de dicha continuidad.
Resistencia espiritual.Seguramente no estaban sentados alrededor de una gran mesa.
Posiblemente algunos de los símbolos esenciales no los pudieron conseguir.
De todos modos, Shmuel, Reizel, Shloime, Blume, Itzjok, Gittel y todos sus hijos y millones como ellos estaban celebrabando Rosh Hashaná.¿Y por qué lo hacían, en semejantes situaciones límites? obligados NO estaban.
Pudo más la fe; refugio en la religión; mantener el judaísmo vivo; rebeldía, las antiguas tradiciones...las antiguas tradiciones...Heszel Klepfisz, sobreviviente, autor de un libro sobre el rabino Menajem Zemba ( uno de los grandes líderes espirituales del gueto de Varsovia) escribía en dicho libro: "los judíos permanecieron fieles a la tradición sagrada. Se congregaban entre las ruinas de las sinagogas arrasadas con el fin de abrir sus corazones doloridos ante el Creador. Celebraban sus festividades religiosas a riesgo de perder sus vidas.
Hacían sonar el shofar en Rosh Hashaná. Rezaban fervorosamente en Yom Kipur. Prendian trozos de velas en Janucá. Pronunciaban su fe inquebrantable en la caída del mal en Purim; celebraban con un optimismo rebosante de emoción el Seder en Pesaj y bailaban con gran entusiasmo en Simjat Torá.
Los cronistas que habitaban los guetos nos traen en sus diarios los conmovedores relatos de las celebraciones de Simjat Torá que tuvieron lugar en las sinagogas destruidas. Los judíos llevaban los pergaminos de la Torá en sus brazos y los estrechaban con un afecto y un amor que no pueden expresarse en palabras..."
Y en este contexto me viene a la memoria un relato de Elie Wiesel, sobreviviente de Auschwitz, gran escritor y Premio Nobel de la Paz.
En uno de sus libros- "Ser judío hoy"- relata un cuento sobre la festividad de Simjat Tora en el infierno del campo de concentración. Es la festividad en la que se concluye y recomienza el ciclo anual de la Lectura de la misma, lo que se realiza cantando y bailando con la Torá.
Pero en Auschwitz...en Auschwitz...no había Torá!!
Y en el día más alegre del año judío -Simjat Torá- los judíos querían bailar con la Torá, lo más sagrado que existe para el judaísmo.
¡Pero no había Torá! ¿Y qué hacer?
A uno se le ocurrió.
"Miren, miren allí hay un niño pequeño. Levantemos a ese niño, cantemos y bailemos con él como si el niño fuese la Torá".
Y así lo hicieron.
Lo levantaron en andas. Cantaron y bailaron con el niño llevado "en andas".
Dice Elie Wiesel en su relato que pocas veces se celebró Simjat Torá con tanta alegría.
Pocas veces.Es uno de los episodios más sublimes, heroicos e increíbles la celebración de las festividades en esas condiciones infrahumanas.
¡El espíritu judío pudo más!
Y en este contexto de Rosh Hashaná como Yom Hazikaron, Día del Recuerdo, de la memoria, es que quisiéramos rendir aunque más no sea un pequeño homenaje a Claude Lanzmann, recientemente desaparecido.
Claude Lanzmann fue un gran director de cine, guionista, productor y periodista judeo-francés.
Nacido en 1925, comienza a dedicarse al séptimo arte a partir de 1970.
Se considera como su obra magna a la película documental "Shoah" cuya realización le llevó 11 años.Desde su aparición, "Shoah" fue considerada como un acontecimiento fundamental no solamente del punto de vista cinematográfico sino y por sobre todo del punto de vista histórico. En la preservación de la memoria de la Shoah, Lanzman y su extraordinario documental ocupan un lugar preponderante.
Nobleza obliga recordar a este gran realizador francés, gracias a quien el interés y conocimiento sobre la Shoah se acrecentó en su momento considerablemente.
Estimados amigos:
Rosh Hashaná es una festividad judía pero los deseos anhelos y esperanzas son para toda la humanidad.
¡Qué tengan todos un Año Nuevo feliz y dulce!
¡SHANÁ TOVÁ UMETUKÁ!
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https://www.youtube.com/watch?v=fKbpQgbI8A8
"Como todos los años, este encuentro en que estamos todos juntos se transforma en uno de los momentos felices del año para mí, porque ORT y todos ustedes son una parte muy importante del desarrollo de nuestra organización y de mi vida".
Prof. Charlotte de Grünberg
Directora General