Durante el 2019, el mundo conmemora el centenario de la Bauhaus. La legendaria escuela se considera la academia de arquitectura, diseño y arte más influyente del siglo XX.
El docente de la Facultad de Arquitectura de la Universidad ORT Uruguay Dr. Arq. Pablo Frontini, aporta sus reflexiones sobre la influencia de la Bauhaus en Uruguay.
La influencia de la Bauhaus en el mundo ha sido definitiva y en muchos casos se mantiene vigente en la actualidad. Uruguay no ha sido la excepción.
De diversas maneras los principios fundamentales en términos filosóficos, estéticos y arquitectónicos que promulgaron los principales docentes de la Bauhaus subyacen en la concepción de gran parte de la arquitectura moderna que define la identidad de múltiples espacios o frentes urbanos en nuestras ciudades.
Precisión, economía, rigor y universalidad son parte de estos valores generales que la escuela alemana impartía y que en Uruguay, los arquitectos de la segunda mitad del siglo XX tenían incorporados desde el inicio de su formación.
Hasta la aparición de la Editorial Infinito, en Buenos Aires, en el año 1954 —que fue de las pioneras en dedicarse a las artes visuales, la arquitectura y el diseño con la difusión de textos en castellano— los conceptos esenciales de las vanguardias europeas podían encontrarse sólo en versiones originales y principalmente en alemán. Esto provocaba que aquellas revistas fuesen estudiadas primordialmente en términos visuales, constructivos y formales, dejando en un segundo plano, aunque sin desconocerse, aspectos teóricos y discursivos. Esto marcó definitivamente la formación estética de muchos de los profesionales que ejercieron en aquella época y la inconfundible impronta moderna en la construcción de las ciudades del país.
Por otro lado, la situación geográfica y económica del Uruguay obligaba a los arquitectos de la época a pensar integralmente las obras, tal como se había impartido en la Bauhaus. Iban completando la trama urbana padrón a padrón —con una amplia conciencia de época y de respeto por la ciudad—, conformando paulatinamente algunos de los episodios urbanos de mayor calidad de América Latina. El proceso de concepción de los edificios era cabal y sólo posible a partir de una formación generalista, con una fuerte mirada cultural hacia la Europa de la primera mitad de siglo XX y a su derivada directa: los Estados Unidos de la Segunda Postguerra. Es también desde esta perspectiva —que situaba al arte como respuesta a las necesidades de la sociedad—, muy clara la relevancia que tuvo la Bauhaus para los mejores arquitectos uruguayos a la hora de orientar su mirada en términos estéticos y filosóficos.
A modo de ejemplo y si bien es imposible realizar una traslación directa de los criterios de proyecto que vertebraban las obras arquitectónicas realizadas a título personal, por sus tres directores —Walter Gropius, Hannes Meyer y Ludwig Mies van der Rohe—, una mirada atenta a Montevideo permite apreciar su fuerte ascendencia, fundamentalmente del primero y del tercero.
La Bauhaus abrió sus puertas entre 1919 y 1933. Su influencia universal perdurará siglos.
Pablo Frontini