Cada año la revista del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) premia a 35 jóvenes latinoamericanos innovadores, menores de 35 años, en las siguientes categorías: Inventores, Visionarios, Humanitarios y Pioneros.
Fue en esta última categoría que se destacó Campot, por el emprendimiento Enteria, del cual es cofundadora. Se trata de una empresa biotecnológica dedicada al estudio de la microbiota intestinal como herramienta para prevenir y diagnosticar enfermedades.
¿Cómo surge Enteria?
Surge en 2018 a partir de una necesidad del mercado local de ofrecer servicios que incorporen la gran cantidad de conocimiento científico que relaciona la microbiota intestinal con la salud.
A raíz de esta necesidad, y luego de un año de mucho estudio, obtuvimos financiamiento de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) para validar la idea de negocio.
Una vez que entendimos las necesidades del mercado postulamos a un nuevo fondo, también de ANII, que nos permitió realizar un primer prototipo de servicio a ofrecer. En 2020 recibimos inversión de GridX (acelerador de empresas de base biotecnológica), y nos encontramos trabajando en ampliar nuestros servicios y expandirnos a nivel internacional.
¿Cómo es abrirse lugar con una empresa que propone soluciones biotecnológicas?
Emprender en biotecnología es un gran desafío. A pesar de ser un área de mucha antigüedad y que nos rodea constantemente, son pocas las empresas que hay del rubro en Uruguay. A su vez, el desarrollo de productos y procesos biotecnológicos requiere normalmente una alta inversión.
Sin embargo, la biotecnología tiene el potencial de impactar significativamente en nuestra vida y por eso creo que es importante formentar el desarrollo de este tipo de emprendimientos.
¿Están incubados en el CIE -BIO, con qué apoyo cuentan desde esta incubadora?
Nos ofrece distintos tipos de apoyo: en primer lugar, nos permite tener un espacio de laboratorio, fundamental en emprendimientos como el nuestro. A su vez, nos da apoyo desde el lado de planificación y presentación de proyectos, y mediante la oferta de cursos y charlas orientados a emprendedores.
Recibiste la distinción de estar entre los 35 jóvenes más innovadores de Latinoamérica, según el MIT, además sos la única uruguaya. ¿Qué significa para vos ese reconocimiento?
Sinceramente fue una sorpresa, pero un reconocimiento muy lindo. Lo comparto con mis socios, quienes son parte del proyecto tanto como yo. A pesar de que me da mucho orgullo ser la única uruguaya, me hubiese gustado que hubiera más compatriotas premiados. Sé que existen grandes proyectos e iniciativas en Uruguay que merecen la pena ser reconocidos.
En una entrevista dijiste que sos una científica de vocación y de profesión. ¿Cómo es dedicarse a la ciencia en Uruguay y que es lo que más te gusta de esta profesión?
Lo que más me gusta de ser científica es el constante desafío de encontrarle explicación a las cosas y de buscar nuevas formas de resolver problemas. En Uruguay existen grandes científicos con líneas de investigación sumamente importantes e interesantes. Sin embargo, contamos con la dificultad de ser un país chico, con pocos recursos dedicados al área en el que abrirse camino es más difícil que en otros lugares.
¿Sentís que la carrera te dio herramientas para emprender?
La carrera me dio el puntapié inicial para mi camino emprendedor. Por un lado me permitió entender todas las posibles aplicaciones de la biotecnología y aprender de lo que se estaba haciendo en el mundo.
Por otro lado, me dio una visión acerca del los negocios relacionados a la ciencia y el manejo de una empresa de este tipo. Me parece fundamental poder presentarle a los estudiantes los distintos caminos de un científico, el de la investigación y el del emprendedurismo. Son dos perfiles necesarios que se complementan.