Rocha hoy es docente de Introducción a la Biotecnología, Laboratorio de Química General, Laboratorio de Macromoléculas y Química Biológica, y se desempeña como asesor de coordinación de la carrera. “Trato siempre de involucrarme en todo lo que tenga que ver con actividades de enseñanza, tanto a nivel universitario como preuniversitarios”, señala.
¿Por qué decidiste estudiar Biotecnología, qué te atraía de la carrera?
Al principio, cuando estaba en el liceo tenía interés por alguna carrera que mezclara biología, química o ingeniería genética, y las primeras opciones que surgieron fueron Bioquímica o la Licenciatura en Biología. Buscando en internet otras posibilidades, me enteré de la carrera Ingeniería en Biotecnología de la Universidad ORT Uruguay. Tuve una entrevista con un asesor, en la que me contaron todos los campos que abarca la biotecnología. No solo mezclaba esas áreas en las que tenía interés sino muchísimas más, que me terminaron gustando incluso más, como por ejemplo la biorremediación, la cual ni sabía que existía hasta el momento. La palabra biotecnología la conocí al mismo tiempo de conocer la carrera, y abrió muchísimas posibilidades en aquello a lo que me quería dedicar. No tenía idea de que había una disciplina así, y fue lo que me motivó a tratar de obtener una beca para poder ingresar a la carrera, porque definitivamente me parecía que era lo que quería hacer.
¿Qué destacás de haber estudiado Biotecnología?
Destaco, principalmente, la posibilidad de ser profesional de una disciplina que, hoy en día, está cambiándolo todo. Gracias a la biotecnología hoy se están replanteando desde los procesos productivos, los productos que se ofrecen en el mercado, la forma de tratar residuos, hasta en cómo se tratan las enfermedades. Siempre hago hincapié a mis estudiantes en que la biotecnología está en vías de ser la principal forma de hacer las cosas si queremos tener un mundo mejor.
Respecto a la formación en sí, valoro mucho haber estudiado una carrera como la de ORT. Al compartir mis conocimientos con otros estudiantes me doy cuenta y agradezco la buena formación que tenemos en la universidad, tan buena como la de universidades del exterior.
¿Dónde estuviste de intercambio y cómo fue esa experiencia?
Estuve de intercambio por un semestre en Sabanci University, en Estambul, Turquía. Se dio gracias a una beca del programa de movilidad Erasmus+, y fue una gran experiencia tanto personal como académica. Estudiar ahí me permitió profundizar mucho más en áreas como la biología molecular y la biotecnología vegetal. Además, pude conocer un país tan diverso culturalmente como Turquía, donde me relacioné con personas de todas partes del mundo y con las que hoy sigo en contacto, tanto amigos como profesores. Es una experiencia que recomiendo siempre a mis estudiantes, para que se animen a conocer cómo se hacen las cosas en lugares completamente distintos a Uruguay, y que además los ayuda a crecer personal y profesionalmente.
En Sabanci cursé, principalmente, materias de postgrado. Sin embargo, el nivel fue bastante llevadero porque tenía una buena base teórica en casi todos los temas. Esto facilitó mucho cursar las asignaturas, con la dificultad extra de que eran completamente en inglés. También me permitió, de cierta manera, destacar frente a los docentes, que siempre reconocieron la buena base con la que venía.
Dado tu expertis en el área de las algas, están planteando una materia electiva sobre el tema, ¿contame de qué se trata y cuáles son sus objetivos?
La electiva se llama "Biotecnología de algas". Como el nombre lo dice, se encarga de dar un paneo general a los estudiantes en cuanto a la identificación, cultivo y obtención de productos a partir de macro y microalgas. Hoy en día es una de las principales áreas de la biotecnología a nivel mundial y que, por lo tanto, considero es algo en lo que debería enfocarse la carrera. Básicamente, es tratar de cubrir un gap en el conocimiento de los estudiantes, para que al menos aquellos a los que les atrae el tema tengan la posibilidad de elegir trabajar en el área y, sobre todo, que tengan las herramientas para poder liderar esos proyectos que se plantean.
La idea surgió mientras realizaba el trabajo final de carrera, que se enfocó en emplear microalgas para el tratamiento de efluentes, y de ver a otros compañeros también eligieron trabajar con algas. La materia va a consistir en varios módulos teórico-prácticos con el objetivo de que los alumnos adquieran y profundicen en temas esenciales en biotecnología de algas.
¿Cuál es el área que más te gusta y te gustaría desarrollarte?
Me apasiona la biotecnología vegetal y de algas. Son áreas en las que queda mucho por recorrer, y que podrían jugar un rol fundamental al cumplir con necesidades de la sociedad de hoy en día, ya que puede tener aplicaciones a nivel de producción en industria alimentaria, biorremediación de ambientes, cosmética y medicina. Un país como Uruguay tiene que aprovechar todos los recursos con los que cuenta para poder incursionar en el área.
¿Cómo ves el sector de la Biotecnología en Uruguay?
Es un sector con muchísimo potencial que crece día a día, sobre todo gracias a nuevas empresas o startup que plantean nuevos desafíos para el mercado. Cada día más empresas ya instaladas deciden optar por un sistema productivo o la generación de productos biotecnológicos, y a su vez se dan cuenta de que los profesionales en biotecnología son idóneos para la resolución de esos nuevos desafíos que se plantean. Todo esto ayuda a que se impulse más al sector. Incluso desde ORT consideramos que hacemos un gran aporte por promover el área, incubando empresas, ayudando emprendedores, y sobre todo formando buenos profesionales.