Pero los números no son tan alentadores. De los 60.000 niños registrados en la Organización Nacional de Fútbol Infantil (ONFI) se estima que solo unos 1.000 serán captados por la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) o la Organización de Fútbol del Interior (OFI), según datos difundidos por el expresidente de ONFI, Alfredo Etchandy.
¿Qué sucede con los soñadores que quedaron en el camino?
Este fenómeno se podría explicar a partir de lo que los economistas llaman “oportunidades externas”, tal como surgió en la investigación "Selection biases in sports markets – Sesgos de selección en el mercado deportivo"– del Dr. Néstor Gandelman, coordinador académico de Economía de la Facultad de Administración y Ciencias Sociales de la Universidad ORT Uruguay.
Gandelman dedicó algunos minutos a explicar el vínculo que existe entre la economía y el deporte, dos áreas que a priori parecen muy diferentes, pero que, al final, se complementan y conforman la llamada economía del deporte.
Datos del deporte útiles para entender problemas sociales
Como ciencia social, la economía se interesa por todos los fenómenos de la sociedad. “De la misma manera que existen economistas laborales —que observan, analizan y teorizan sobre el comportamiento del mercado laboral—, existe un área dentro de la economía que se dedica al mercado laboral de los deportes, también llamada sports economics”, asegura Gandelman.
La particularidad de este mercado es la posibilidad de contar con datos observables y objetivos. Es decir, un investigador puede medir la productividad de un jugador en función de la cantidad de minutos que juega, la cantidad de goles que hace, pases bien o mal hechos, entre otros indicadores.
Educación y nivel socio-económico, clave para llegar a Primera División
Una de las investigaciones de Gandelman se centró en cómo el nivel socio-económico y educativo de una persona afecta la probabilidad de jugar en la Primera División del fútbol uruguayo. “El modelo teórico habla de un sesgo de selección”, sostiene el catedrático.
A modo de ejemplo, Gandelman invita a pensar en dos niños: uno de nivel socio-económico bajo y menos educado, y otro de nivel socio-económico más alto y educado. Ambos comienzan a avanzar en sus respectivas carreras futbolísticas.
El investigador asegura que, en este camino, al niño educado le surgen constantemente otras oportunidades: terminar el liceo, ir a la universidad, tener un trabajo, etc. “Si ese niño sigue en el mundo del fútbol es porque es realmente bueno, lo suficiente como para compensar todas las oportunidades externas que surgen”, explica.
En tanto, el otro niño tiene menos conexiones, le surgirán muy pocas oportunidades y varias serán poco atractivas. “Entonces, aunque sea mediocre futbolísticamente hablando va a intentar seguir en el mundo del fútbol”, continúa el ejemplo.
“Si bien el talento ex ante se distribuye equitativamente por niveles socio-económicos, ex post observamos que entre los más educados solo los realmente buenos van a estar en el mercado laboral deportivo, y entre los que son menos educados habrá muchos más. Una mirada inocente de los datos puede llevar a concluir erróneamente que el nivel socio-económico impacta sobre el nivel de juego cuando en realidad hay un fenómeno de sesgo de selección de base”, concluye.
Esto sugiere, según el investigador, que el nivel socio-económico genera sesgos de selección distintos en las personas, influidos por las oportunidades externas que surgen a algunos niños y a otros no en el transcurso de sus vidas.
Estos sesgos se aplican también al nivel educativo y, en general, a todas las dimensiones de la vida que afectan las oportunidades por fuera del fútbol, explica el investigador.
Licenciatura en Economía: un abanico de herramientas para investigar
“A veces vienen los estudiantes a mi oficina con preocupaciones de las más variadas. Nosotros intentamos mostrarles que la economía como disciplina les ofrece un abanico muy grande de herramientas para aplicar”, asegura.
“Nuestros economistas aprendieron a pensar problemas de optimización. El graduado aprendió a ponerse en la cabeza de un consumidor (de cualquier tipo), de una empresa o de cualquier agente que esté tomando una decisión de asignación de recursos escasos para satisfacer necesidades múltiples. Eso se aplica a una infinidad de áreas, el mundo del deporte es uno de ellos”, dice Gandelman.
Además, cuenta cómo el cuerpo docente intenta que los estudiantes piensen out of the box.
“Tratamos de decirles ‘bueno, muchachos, estas cosas sirven para mucho’. Tanto para temas tradicionales (política monetaria, política fiscal, finanzas) como otros más innovadores, como el análisis del mundo de los deportes, la criminalidad, los emprendimientos sociales, las relaciones familiares y un muy largo etcétera”.