Emprendimiento con impacto positivo
Un negocio con propósito se define por su claridad de su razón de ser y sus objetivos, centrándose en generar un impacto positivo tanto social como ambiental, además de ser económicamente viable.
Estos proyectos buscan innovar para resolver problemas sociales o ambientales, ofreciendo soluciones escalables y replicables.
La identidad de estas organizaciones está marcada por el compromiso en hacer del impacto positivo un elemento central de su modelo de negocio.
Ventajas de los negocios sostenibles
Las tendencias de consumo están evolucionando. Los consumidores valoran factores como la necesidad real de consumo y el impacto que genera sobre el medioambiente y en la sociedad.
También consideran cómo las empresas se integran en las cadenas de valor de grandes corporaciones o gobiernos, promoviendo relaciones de beneficio mutuo, profundizando las relaciones ganar-ganar.
En Uruguay, la venta de productos sostenibles a través de internet ha aumentado un 22 %.
Paralelamente, se han ampliado las opciones de financiamiento e inversión para el desarrollo de emprendimientos sostenibles.
Asimismo, diversas incubadoras y aceleradoras, tanto privadas como gubernamentales, apoyan a emprendedores enfocados en la sostenibilidad para potenciar sus negocios.
Al momento de elegir un lugar de trabajo, muchas personas priorizan organizaciones que generen un impacto positivo y que estén alineadas a sus valores personales.
De hecho, el 44 % de los Millennials y el 49 % de la Generación Z han tomado decisiones sobre su empleo basándose en la ética personal y en qué medida sus valores se reflejan en la empresa.
Las regulaciones para proteger el medioambiente y la sociedad son cada vez más específicas, generando mayores exigencias para las organizaciones.
En Uruguay, ya se han implementado normas que regulan el uso de plásticos y la gestión integral de residuos.
Destaca la Ley Nacional de Gestión Integral de Residuos (Ley N.º 19.829/2019), que busca prevenir y reducir los impactos negativos en la gestión de residuos, considerando el ciclo de vida completo de los productos, desde su diseño hasta su disposición final.
Otra normativa relevante es la Resolución Reducción de generación de residuos plásticos (Resolución N.º 272/2021) que promueve la disminución de residuos plásticos y desincentiva el uso de plásticos de un solo uso o de baja durabilidad.
Finalmente, la Ley de Bolsas Plásticas (Ley N.º 19.655/2018), vigente desde 2019, regula la producción, comercialización y uso de bolsas plásticas, logrando una reducción de entre un 65 % y 85 % el consumo de bolsas en grandes superficies y un 70 % en promedio. Tal como lo describe Giselle Della Mea:
El mundo que vivimos lo diseñamos nosotros. El planeta viene dado, la tierra es lo que tenemos, pero el mundo de la humanidad es la forma que tenemos nosotros de realizarla.
Uruguay y la Agenda 2030
Uruguay ha logrado avances significativos en varios objetivos socioeconómicos, destacándose especialmente en el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 7 “energía asequible y no contaminante”, donde se posiciona entre los cinco países líderes a nivel mundial en cuanto a impacto positivo.
No obstante, aún existen desafíos pendientes, como el retraso en el cumplimiento del ODS 4 “Educación de calidad”, y el ODS 10, “Reducción de las desigualdades”.
Al igual que en otros países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), especialmente aquellos en América Latina y el Caribe, es necesario intensificar los esfuerzos para avanzar en los objetivos de desarrollo sostenible. Esto incluye áreas relacionadas con la producción y el consumo sostenibles, así como temas de clima y biodiversidad (ODS 12 a 15).
Además, se requiere abordar con mayor urgencia las cuestiones de gobernanza y seguridad que contempla el ODS 16, “Paz, justicia e instituciones sólidas.
Nuevas economías
Las nuevas economías implican un cambio de enfoque:
- De satisfacer deseos a priorizar las necesidades.
- Del enfoque individual al colectivo.
- Del individualismo a la interdependencia.
- De un modelo extractivo a uno regenerativo.
- De la competencia a la colaboración.
- De una banca financiera basada en el lucro a una fundamentada en valores.
- De la disociación a la integración.
- De organizaciones verticales y cerradas a estructuras abiertas, horizontales y transparentes.
- De las ganancias de corto plazo a la creación de valor a largo plazo.