En esta nota, Pía cuenta cómo fue el proceso de trabajo y cuáles son sus expectativas de cara al ensayo clínico en humanos: “Estamos frente a algo histórico: puede ser la primera vez que una droga desarrollada por uruguayos empiece los estudios clínicos bajo un liderazgo uruguayo”, explica la graduada de la Universidad ORT Uruguay.
¿Cómo surge Eolo Pharma y cuál es tu rol en el equipo?
Eolo Pharma surge en 2016. En 2014 yo estaba terminando la carrera de Ingeniería en Biotecnología en ORT y me postulé en el Instituto Pasteur para hacer mi tesis en el área de obesidad y complicaciones asociadas.
Allí conocí a Carlos Escande y, al poco tiempo, surgió la posibilidad de crear un emprendimiento junto a él y a otros dos investigadores. Después de un proyecto que no prosperó, vimos en 2016 la posibilidad de que una patente que ellos tenían "en un cajón" tuviera un alto valor para el mercado. Así surge Eolo Pharma.
Hoy, soy la CEO de la compañía. Me dedico a gestionar la empresa, a conseguir fondos de inversión y a todo lo que tiene que ver con la coordinación de las empresas que contratamos, en la medida que vamos avanzando con todo el desarrollo de los productos. Tengo un rol activo en el desarrollo de negocios y también soy una especie de Project Manager a la hora de gestionar las etapas que va atravesando el fármaco.
¿De qué forma trabajan en Eolo Pharma?
Somos cuatro fundadores y hay muchos colaboradores jóvenes en la parte de investigación. Trabajamos con instituciones y personas de todo el mundo: Estados Unidos, China, India, Australia, España e Italia, por ejemplo.
La forma de trabajo siempre ha sido de mucha cooperación, más allá de los roles definidos. Somos un equipo multidisciplinario y hay una gran sinergia entre el trabajo de quienes están hace más tiempo y el aporte de los más jóvenes.
“Eolo Pharma encontró que su compuesto líder MVD1 posee propiedades farmacológicas contra la obesidad cuyo mecanismo de acción parece diferir, al menos en parte, de su actividad como inhibidor de la inflamación crónica”.
¿Qué significa este descubrimiento?
En Eolo tenemos 60 moléculas que fueron diseñadas por nosotros y protegidas por medio de patentes en Estados Unidos.
Cuando nosotros empezamos a diseñar (moléculas), lo hicimos como antiinflamatorios, ya que en la obesidad y sus complicaciones asociadas existe un proceso subyacente que es la inflamación crónica de bajo ruido.
En base a esto diseñamos los fármacos, pero al igual que sucedió con el viagra (que inicialmente se diseñó como un vasodilatador) observamos que este fármaco MVD1 no actuaba únicamente como un inhibidor de la inflamación. Tiene también una propiedad emergente no prevista que ejerce su efecto "anti obesidad" y "anti diabetes tipo 2" por medio de la termogénesis (un proceso en el que el exceso de grasa se libera mediante calor y produce que la persona adelgace y pueda disociar las complicaciones metabólicas).
¿Cuáles fueron los pasos que siguió el equipo de Eolo Pharma después de este descubrimiento?
Como toda startup, teníamos claro que queríamos desarrollar un fármaco en estudios clínicos. Ese era un sueño, pero nadie había hecho esto en Uruguay en ese entonces y no teníamos modelos a seguir.
Al principio estábamos un poco enloquecidos persiguiendo diez enfermedades y trabajando con 60 fármacos a la vez. El primer paso fue "bajar a tierra" la idea y entender que teníamos que enfocarnos en una única enfermedad. En ese entonces, ya veíamos que MVD1 tenía efectos muy buenos para bajar el peso, pero tuvimos que entender cómo lo hacía y trabajar, de forma simultánea, en su seguridad.
Una vez que identificamos cómo actúa el fármaco, empezamos a ser más precisos al momento de administrarlo en modelos animales. Esto nos alentó a hacer la prueba en seres humanos. Ahora estamos mucho más confiados en que los estudios que vamos a hacer en humanos nos van a dar evidencia del efecto de disminución de peso y disminución de glicemia en sangre.
Tras la nueva ronda de inversión, en la que Eolo Pharma consiguió USD 3 millones, se plantearon comenzar en 2023 con el primer ensayo clínico en humanos (fase I).
¿De qué se trata y cómo se llevará adelante este ensayo clínico?
Nosotros nos planteamos hacer el estudio clínico desde el principio. Ese fue siempre un objetivo, aunque no teníamos claro cómo lo íbamos a conseguir.
En 2022, cuando se logra determinar cómo funciona la molécula en ratones, decidimos hacer un ensayo clínico ambicioso: además de estudiar la seguridad de la molécula, vamos a buscar evidencias de algunos biomarcadores para observar su efectividad. Si bien la eficacia se estudia exhaustivamente en fase II, en fase I vamos a tener indicios de su potencial eficacia.
El ensayo clínico en humanos se va a hacer en Australia, que es uno de los países líderes a nivel internacional y nos permite ser competitivos en materia de tiempos.
¿Qué resultados se espera obtener a partir de este ensayo clínico?
En el ensayo clínico esperamos ver la eficacia del fármaco. Es decir, ver si la molécula logra atacar los biomarcadores que seleccionamos. Por ejemplo: ver si se reduce la glucosa en sangre en los pacientes que son prediabéticos. Otro objetivo es observar si se reduce el peso de estos pacientes.
¿Qué significa este proyecto para Uruguay y para la región?
Cuando comenzamos, en Eolo Pharma no teníamos a quién preguntarle cómo hacer esto. Solo había algunos modelos aislados en Argentina y Chile.
Por eso, para nosotros es importante comunicar lo que estamos haciendo. Queremos alentar a que más investigadores se animen a desarrollar fármacos y a llevarlos a la clínica para posicionar a Uruguay como un país en el que se puede hacer investigación clínica para el resto del mundo.
Todos los medicamentos que consumimos vienen de afuera (de Estados Unidos y de Europa) y no hay desarrollo propio. Por eso, es importante que más empresas como Eolo Pharma se animen a dar este paso. Si no nos equivocamos, esta puede ser la primera vez que una droga desarrollada por uruguayos empiece los estudios clínicos bajo un liderazgo uruguayo.
¿Cómo se proyectan de cara a los próximos años?
El siguiente gran paso, a corto plazo, es conseguir una pharma a la que le podamos sublicenciar MVD1 y seguir trabajando en las otras 59 moléculas.
En los próximos años nos imaginamos continuando con nuevos desarrollos y abriendo otras líneas, no solamente en obesidad, sino también en enfermedades autoinmunes y neurodegenerativas.
¿Por qué este proyecto capta tantas miradas?
Creo que este proyecto capta miradas porque se está dando un hecho histórico, del que a veces ni siquiera nosotros somos conscientes: por primera vez un fármaco que se desarrolla en Uruguay está viendo la clínica.
Hasta el momento, hemos levantado en rondas de inversión USD 7 millones, que para lo que estamos acostumbrados en Uruguay, es mucho capital (aunque para la industria es muy poco).
A nivel de equipo y personal, desarrollar algo que llegue al mercado es el sueño de cualquier investigador y, en el área de estudio para humanos es sumamente complejo. Para mí "es una locura" pensar que empezamos en 2016 a soñar con este proyecto, que hoy se está cristalizando. Es fantástico y es un gran cierre para el trabajo que venimos desarrollando.