Tres trabajos de fin de carrera realizados por estudiantes y graduados de la Facultad de Ingeniería de la Universidad ORT Uruguay fueron premiados por la Academia Nacional de Ingeniería del Uruguay en el Concurso de Proyectos Finales y Tesis de Postgrado.
En el caso de la categoría Computación, los graduados de Ingeniería en Sistemas Gonzalo Alvariño, Manuela Cannella, Facundo Laxalde, Leandro Nuñez y José Solsona ganaron el premio por haber creado la plataforma NoGluten, que brinda apoyo a personas celíacas.
En la categoría Ingeniería en Electrónica, los premiados fueron los graduados Fernando Hernández y Carlos Cigliutti, quienes desarrollaron SmartFermentor, un biorreactor que permite controlar automáticamente, además de supervisar y gestionar, los distintos procesos de fermentación.
En tanto, por la categoría Ingeniería en Telecomunicaciones fueron distinguidos los estudiantes Juan José Behrend y Gastón Pouquette. Crearon RITI, una solución híbrida de PBX (Central Privada Automática por sus siglas en inglés) virtuales con aprovisionamiento automático en la nube.
Representantes de todos los proyectos premiados contaron sobre ellos.
-
NoGluten: el asistente para celíacos en la palma de la mano
Cuando llegó el momento de elegir un tema para el trabajo final de grado, el hecho de que uno de los integrantes del equipo fuera celíaco tuvo mucho peso a la hora de decidir desarrollar una plataforma destinado a ese tema, cuenta Manuela Cannella, una de las creadoras de NoGluten.
La primera etapa de la investigación consistió en relevar cuáles eran las principales necesidades que tenían los celíacos a la hora de encontrar los alimentos adecuados para consumir. La primera problemática que surgió fueron las compras en los supermercados. “Ahora, en las grandes cadenas se está haciendo una góndola específica donde tienen todos los productos aptos para celíacos, pero si vas a un almacén, tenés que estar mirando uno por uno y leyendo todos los ingredientes”, explicó Cannella.
Según dice, aunque el celíaco que lo es desde hace mucho tiempo ya sabe qué marcas o productos puede consumir, sucede que hay muchos alimentos que, por un tema de costo, no tienen el logo de la Asociación Celíaca del Uruguay (Acelu) o uno internacional que indique que no contiene gluten y que son aptos para celíacos.
Precisamente, esta es una de las soluciones que pretende dar la plataforma NoGluten: la persona pueda escanear el código de barras de un producto y saber si es apto o no para celíacos. “En la aplicación aparece quién dice que es apto: si Acelu, si la comunidad celíaca o si fue una sugerencia o recomendación de alguna persona celíaca. Con toda esa información, queda a criterio de la persona si decide consumir el producto o no”, indicó la Ingeniera en Sistemas por ORT.
Actualmente, NoGluten cuenta con más de 300 productos cargados en la aplicación, pero aclara que es una lista que está en constante movimiento. “Como es un tema muy delicado, no podemos subir cosas porque sí. Hay productos que hoy no contienen gluten, pero tal vez en un tiempo sí. Entonces lo que se carga es partir de la lista de Acelu y la lista de la comunidad celíaca. Ellos tienen un listado que van actualizando, y a medida que lo van haciendo, nosotros también lo hacemos en la plataforma”, explicó la graduada.
Otra de las prestaciones de la aplicación es la posibilidad de encontrar emprendimientos que realicen alimentos para celíacos, algo cada vez más común.
¿Y qué sucede cuando la persona celíaca se va de viaje? Pensando en ello, Cannella, Gonzalo Alvariño, Facundo Laxalde, Leandro Nuñez y José Solsona crearon una sección en la que la comunidad pudiera, a partir de su experiencia, agregar lugares o recomendaciones en el exterior, así como sugerencias de supermercados o locales gastronómicos que vendan productos aptos para celíacos.
Por último, NoGluten también incluye recetas, las cuales muchas de ellas fueron facilitadas por su compañero de grupo celíaco y otras tantas surgieron de inspiraciones de distintos blogs especializados. “Nos parecía bueno tener todos esos aspectos agrupados en un solo lugar”, concluyó Cannella.
-
SmartFermentor: colaboración entre distintas disciplinas
Fernando Hernández y Carlos Cigliutti utilizaron su trabajo final de grado para crear un biorreactor para el Laboratorio de Biotecnología de ORT. Su diferencial es la escalabilidad, es decir, en el futuro se le podrán agregar más prestaciones y sensores.
Los graduados llamaron SmartFermentor a ese biorreactor. Se trata de un equipo que se utiliza para darle a una mezcla biológica, de células o de bacterias, las condiciones físicas para su correcto crecimiento: condiciones de temperatura, de PH y de agitación. El equipo posibilita hacer los controles de forma automática, además de supervisar y gestionar esos distintos aspectos.
“Las mezclas deben permanecer por un tiempo con ciertas condiciones estables. Por ejemplo, la temperatura debe estar dentro de un determinado rango para su óptimo crecimiento, por lo que desde el Laboratorio de Biotecnología necesitaban monitorear esas variaciones y, si se llegaban a producir, debían poder controlarlas”, explicó el Ingeniero en Electrónica por ORT Cigliutti. A partir de esa necesidad es que surge el biorreactor como solución.
En el caso de la temperatura, indicó el graduado, SmartFermentor ejecuta una determinada acción para enfriar la mezcla, si es que esta se está calentando por sus procesos biológicos. En cambio, si comienza a tornarse ácida, el biorreactor agrega una base para equilibrar el PH.
El biorreactor posibilita monitorear y registrar todos los procesos, y también permite controlar de forma remota la mezcla, ya que muchas veces debía permanecer varios días encendido.
“Fue un desafío poder hacer de cero un biorreactor. Lo bueno que tiene es que es escalable, es decir, uno le puede agregar sensores y otros elementos que no tiene el original, y podríamos llegar a medir cosas muy interesantes. En cambio, con el biorreactor alemán que ya tenía el laboratorio era muy caro agregarle prestaciones”, indicó el ingeniero.
Según contó, les llevó un año hacer el proyecto y tuvo un costo de US$ 2.000, lejos de los US$ 50.000 que cuesta el aparato alemán.
“Nuestro objetivo fue lograr la precisión que requerían y hacerlo al menor costo posible con lo que hay en el mercado”, finalizó Cigliutti.
-
RITI: una simple solución hecha a partir de 32 tecnologías diferentes
En el momento de realizar la tesis, Juan José Behrend trabajaba como Gerente de Infraestructura en PedidosYa, la empresa de delivery más grande del país que cuenta con un call center de más de 150 personas. Las llamadas que entraban y salían de allí provenían no solo de Uruguay, sino también de Argentina, Chile, Brasil y Panamá, por lo que el costo de telefonía para la empresa era muy alto.
Con el objetivo de reducir esos costos, Behrend y su compañero Gastón Pouquette fabricaron RITI, una solución híbrida que permite crear una central telefónica en la nube y realizar las llamadas IP —que son a través de internet—, lo que las hace gratuitas.
“El desafío era crear un modelo chiquito, fácil y rápido de conectar sin necesidad de tener ningún conocimiento técnico de nada. Que cualquier persona pudiera conectarlo en el restaurante o en el call center y automáticamente tuviera telefonía IP, que es gratis”, contó Pouquette, estudiante de Ingeniería en Telecomunicaciones de ORT.
Para Behrend, el despliegue automático del proceso sin ningún tipo de interacción de una persona fue lo más complejo de lograr. “En cualquier lado, para levantar centrales de telefonía IP, hay empresas que lo pueden hacer. Pero que esto funcionara al enchufar simplemente una cajita, que pudiera reconocer cuál es la empresa y que sepa automáticamente que cuando la persona levanta el teléfono y disca la llamada tiene que salir por IP para que sea gratuita, fue lo que nos llevó más tiempo y fue el núcleo de nuestro proyecto”, dijo Behrend.
Con este proyecto, además de ganar el premio de la Academia Nacional de Ingeniería del Uruguay, Pouquette y Behrend obtuvieron un premio otorgado por la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) en un concurso en el que competían contra los trabajos finales de grado de todas las facultades de ingeniería de las distintas universidades. “Elegían a las más innovadoras, las que podían llegar a hacer un aporte a la sociedad. Nosotros fuimos uno de los dos únicos seleccionados como uno de los proyectos más innovadores de 2017-2018, pero además nos dieron un apoyo económico para llevar adelante el proyecto”, indicó Pouquette.
Ambos aseguraron que el proyecto les llevó mucho trabajo y lo ilustraron contando que durante el año en el que desarrollaron el proyecto, se juntaron todos los días, al menos tres o cuatro horas. “En el camino integramos más de 32 tecnologías distintas, que es realmente, a nivel de ingeniería y desde el punto de vista técnico, una bestialidad. Utilizamos tecnologías que hoy en día son consideradas tecnologías de punta”, dijeron los estudiantes que empezaron con el proyecto en 2017.
“Desplegamos una central telefónica en la nube en cinco segundos, algo que tal vez en otra central telefónica es necesario estar días o una semana configurándola para que quede en funcionamiento”, culminó Behrend.