Cuatro de cada diez docentes uruguayos trabajan en una localidad del país distinta a la que residen, según datos de 2018. Más del 20 % de los profesores de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) destina tiempos excesivos de traslado —entre tres y cuatro horas diarias— y muy excesivos —más de cuatro horas—. A su vez, las evidencias muestran que la movilidad geográfica docente tiene efectos negativos en las actividades de planificación, corrección, coordinación e inserción en la comunidad educativa.
Esos son solo algunos de los hallazgos que se desprenden de la tesis de Carlos González Alemán, que se desarrolló en el marco del Master en Educación, y que se tituló “La movilidad geográfica docente en Uruguay: estudio de las políticas educativas y de las percepciones de los docentes de aula de la Dirección General de Educación Técnico Profesional-UTU de los departamentos de Canelones, Florida y San José”.
Una temática escasamente explorada
¿Qué percepciones tienen los docentes acerca de los efectos de la movilidad geográfica, específicamente en el desarrollo de sus tareas profesionales? ¿Cuáles son los antecedentes que reglamentan el desplazamiento de los docentes de la ANEP, específicamente en la Dirección General de Educación Técnico Profesional - UTU (DGETP-UTU)? ¿Cuáles son las características de los docentes que se trasladan para dictar clase? Esas fueron las principales interrogantes de las que partió González Alemán, en su investigación de maestría.
Sin embargo, ¿a qué hace referencia la “movilidad geográfica docente”? Si bien el egresado aclaró que el término resulta polisémico, lo definió como el “desplazamiento o el traslado del docente entre su domicilio particular y el centro educativo a desarrollar sus tareas profesionales, ubicado en una localidad del mismo departamento o de un departamento diferente”.
En ese sentido, el indicador que utilizó para medir el fenómeno fue el tiempo (en horas) empleado por los docentes para el traslado hacia y desde los centros educativos. Asimismo, optó por un abordaje mixto, pero con predominancia cualitativa.
Realizó 18 entrevistas semiestructuradas a docentes de DGETP-UTU, de instituciones de Canelones, Florida y San José. También llevó a cabo un análisis de 19 documentos de legislación nacional y resoluciones de la ANEP sobre la política y el financiamiento del traslado docente. Finalmente, utilizó datos secundarios del Censo Nacional Docente de ANEP, correspondiente al año 2007 y al año 2018.
El interés de González Alemán por investigar la temática, por una parte, tuvo que ver con el hecho de que estaba “escasamente explorada” en la literatura académica. Pero, por otra parte, por la experiencia personal del egresado quien, desde el comienzo de su carrera, vive los desafíos de la movilidad docente, la cual “continúa siendo un factor determinante” en su labor profesional.
La movilidad docente en números
Uno de los hallazgos más significativos de la investigación es el elevado porcentaje de docentes que se trasladan entre localidades lo que, en palabras de González Alemán, “resulta significativamente alto en el país y en la región”: “40 % a nivel general y, en la educación técnico profesional, es un poco más, ya que llega al 43 %”.
Cerca de 20 mil docentes, en 2018, trabajaban en una localidad distinta a la que residían, según los datos obtenidos por el egresado. Se trata de una cifra creciente dado que, si bien en ese año eran 4 de cada 10, en 2007, eran 3 de cada 10 los docentes que debían desplazarse.
Al mismo tiempo, la movilidad geográfica docente no es homogénea entre departamentos. Hay algunos que son emisores, mientras que hay otros que tienen un perfil de receptores. No obstante, de acuerdo con lo que se detalla en la tesis, “los departamentos de Montevideo, Canelones, San José y Florida son los que acumulan la mayor proporción total de los traslados, representando un 72 %”.
Y, según la información que González Alemán pudo obtener, los docentes de educación media son los que más se trasladan, en comparación con los otros subsistemas educativos de la ANEP.
Una política de financiación de larga data
“La política de financiación de transporte para docentes de ANEP es de larga data en el país”, manifestó, debido a que el primer decreto que encontró fue del año 1971, el cual estableció un descuento del 50 % en el valor del boleto de transporte para maestros de educación primaria, estudiantes y profesores de educación media básica y superior.
Tal como se explicó en la tesis, con el retorno a la democracia —en 1985— se definió el beneficio del 100 % para funcionarios docentes: “Esta política ha estado vinculada a la expansión de la enseñanza secundaria por el interior del país y el ejercicio del derecho a la educación, ya que viene a suplir las diferencias que se dan entre la oferta de docentes de educación media y su demanda en algunos puntos del país”.
Además, González Alemán pudo observar que, desde el punto de vista presupuestal, es una política que implica destinar un monto creciente de dinero. “Entre los años 2008 y 2019, los fondos presupuestales destinados al traslado de los docentes de la DGETP-UTU aumentaron un 54,3 %, mientras que, en el período 2007-2018, el porcentaje de docentes que se trasladan aumentó un 7,7 %”, aseguró. En pesos uruguayos, en 2019, ANEP invirtió más de 282 millones, de los cuales 67 millones se destinaron a la DGETP-UTU.
Al mes de octubre de 2021, la DGETP-UTU tenía 4.025 beneficiarios (docentes y no docentes), en un total de 14.134 docentes y 2.130 funcionarios no docentes. Emitía unas 10.000 órdenes de abono mensuales, aproximadamente, según la información de la tesis de González Alemán.
La investigación también permitió visualizar algunas ineficiencias de la política, que se traducen en la existencia de boletos expedidos y no utilizados por los docentes, aunque sí cobrados por las empresas de transporte.
“Basados en la información aportada por la documentación y los datos obtenidos a partir de las entrevistas efectuadas, podemos afirmar que el uso de los boletos docentes presenta ineficiencias y que debería reformularse la política de abono docente a fin de optimizar los recursos destinados a su financiamiento”, puntualizó.
Los efectos de la movilidad docente
Pero, ¿qué consecuencias tiene esta experiencia para los docentes? “Existe una tendencia a señalar que los efectos de la movilidad geográfica recaen sobre los docentes, ya sea porque consideran que pierden tiempo, que tienen problemas económicos, que les trae problemas de salud o que impacta el desarrollo profesional”, indicó González Alemán, en base a lo que le expresaron los docentes participantes de la investigación.
Estrés, ansiedad, problemas musculares, desgaste físico, cansancio, imposibilidad de mantener hábitos saludables, así como la dificultad de cumplir con rutinas propias o familiares, fueron algunas de las cuestiones mencionadas.
También la mayoría de los docentes destacaron que la movilidad geográfica tuvo un efecto negativo sobre las tareas de planificación y corrección, sobre la coordinación con otros docentes y en relación a la inserción en la comunidad educativa.
No obstante, no todo es negativo. Para algunos profesores, la experiencia de viajar les implicó la posibilidad de encuentro con otros y el conocimiento de realidades diferentes a la propia.
“Resulta importante continuar profundizando en el análisis de las consecuencias de la movilidad geográfica docente, con el objetivo de diseñar políticas docentes que aporten a la disminución de este fenómeno y que reduzcan sus efectos negativos en el trabajo docente”, aseguró González Alemán.
Los posibles cambios a implementar
La falta de horas disponibles de las asignaturas que dictan, en los centros de las localidades donde residen, fue la principal razón declarada por los docentes, respecto al motivo por el cual se trasladan. La insuficiente carga horaria fue otro de los factores mencionados.
“Las principales motivaciones señaladas por los docentes son de tipo ‘externas’, es decir que no pueden ser atribuidas a la voluntad personal del docente”, aclaró González Alemán.
Cambios en el sistema de elección de horas, fueron las estrategias fundamentales identificadas por los docentes para mitigar los efectos negativos. A modo de ejemplo, pasar a un formato de elección que permita la acumulación de tareas en un solo centro, la introducción de criterios de regionalización en el sistema y la extensión del plazo por el cual los docentes mantienen sus horas en una institución.
En cuanto a las políticas de apoyo, ¿qué dijeron los docentes al respecto? “La mayoría está de acuerdo en su necesidad y en su pertinencia, pero con matices respecto a la ejecución”, precisó el egresado.
A pesar de que, en general, la catalogaron como “positiva”, detallaron que habría que eliminar el mínimo en la emisión de abonos, para evitar el desperdicio de boletos. También coincidieron en mejorar los mecanismos, para evitar usos indebidos de la política que, en palabras de los docentes, también “existen y están presentes”.
“Espero contribuir con el desarrollo de investigaciones que permitan profundizar en el conocimiento del fenómeno y aportar evidencia acerca de las políticas y de las condiciones de trabajo de los docentes”, afirmó González Alemán, durante su defensa, que tuvo lugar el miércoles 29 de junio, en el Instituto de Educación.