Tyana Santini se radicó entre 2009 y 2015 en Japón. Esa aventura de seis años comenzó tiempo antes en un aula de la Universidad ORT Uruguay, en donde su curiosidad la llevó a dar con una clase de japonés.
Desde entonces, su pasión por el país asiático y su profesión, arquitecta, la impulsaron a dedicarse al estudio e investigación de la historia de Japón desde el punto de vista de la naturaleza.
“Me presenté a una beca del gobierno japonés por recomendación de la profesora del idioma. En 2009, dos años después de graduarme de arquitecta en ORT, me fui a hacer un máster y luego un doctorado en Ingeniería, ambos en Kyoto University”, cuenta Santini.
La maestría consistió principalmente en la teoría e historia del urbanismo y las visiones occidentales sobre este tema. Fue luego de estudiar a un geógrafo, que se dedicaba a investigar las ciudades de Japón desde el punto de vista de la naturaleza, que decidió enfocar su doctorado en ese tema. “Ahí me fui enterando de que existía este tipo de historia, más natural y que había estudios sobre historia urbana ambiental que analizaban la naturaleza de las ciudades”, dice la arquitecta.
Según explica, antes, esas cuestiones referidas a las naturalezas se integraban en la historia, pero no era el punto central. Hoy en día, en tanto, asegura que cada vez se investigan más.
De acuerdo a Santini, la forma de administrar la naturaleza, las ideas sobre ella, han variado rotundamente a lo largo de los años. La naturaleza ha sido un recurso, una forma de embellecer los lugares, pero hoy también se la visualiza desde el lado de la biodiversidad. Actualmente no solo importa el verde de un jardín, sino también la fauna urbana y los corredores verdes. “Yo me dedico a estudiar cómo fue cambiando la manera de tratar a la naturaleza en las ciudades según la manera de relacionarse con ella”, indica.
Un país con mucho por descubrir
Para Santini, los países que están a la vanguardia en esos temas son los nórdicos, aunque, aclara, que Japón ha hecho mucho para mejorar el trato hacia la naturaleza. “Se ha hecho un proceso de limpieza impresionante. En los años 70 (del siglo pasado), Japón tenía una terrible contaminación y a partir de los 80 empezaron a limpiar todo. Ahora, con la llegada de los Juegos Olímpicos —que serán en Tokio el año que viene—, están intentando hacer autopistas por debajo de los ríos y también están limpiando y haciendo parques más grandes, porque en Japón el problema de la densidad es importantísimo”, afirma.
Tanto el máster, como el doctorado y su estadía en Japón le permitieron a Santini conocer más sobre las construcciones tradicionales de ese país. “Es una arquitectura que está bastante adaptada al clima y a la cultura. Todo es de madera”, cuenta. El piso de las viviendas sobre elevados y los mobiliarios a nivel de piso son típicos. “Duermen en un futón en el piso y tanto las mesas como los escritorios son bajos, porque suelen sentarse en el piso”, explica.
En cuanto a lo materiales, explicó que en Japón tienen tecnologías muy avanzadas. “Eso se podría aplicar en Uruguay. Tiene estructuras muy buenas y son muy eficientes para las casas prefabricadas, aunque no duran como acá. Allá una casa, en promedio, dura 20 años”, indica Santini.
No todo es lo que parece
En cuanto al cuidado del medioambiente, Santini dice que desde este lado del mundo se tiene la idea de que los japoneses, y los orientales en general, respetan más a la naturaleza por una cuestión zen, pero esa idea no está basada en nada real. “Es más, algunos historiadores aseguran que no respetaban la naturaleza porque la cambiaban, los jardines japoneses en realidad están muy manipulados”, dice.
Y agrega: “yo diría que son como todos hemos sido. Hubo momentos que se contaminó muchísimo, sobre todo cuando estaba creciendo industrialmente. Eso paró y ahora sí hay muchas regulaciones muy fuertes para proteger al medioambiente, pero al principio no fue muy distinto de lo que pasó en occidente o cualquier otro lado”.
Actualmente, la arquitecta es investigadora en ORT, desde donde continúa estudiando a Japón, principalmente los ríos de Kioto. “A través de esos estudios se pueden sacar conclusiones de cómo fue evolucionando nuestra manera de tratar la naturaleza en las ciudades. Hago publicaciones todo el tiempo con los distintos pasos que voy dando”, concluye.