La ceremonia de premiación se llevó a cabo en el SUBTE el 11 de diciembre y como premio la artista realizará, mediante una beca de tres meses, una residencia en la Cité internationale des arts en París.
El objetivo detrás de la residencia es investigar nuevas técnicas artísticas, así como conocer artistas y visitar instituciones francesas referentes en el mundo artístico:
“El lugar ofrece talleres, estudios y espacios de exposición. Cada semana se realiza el Open Studio, donde los artistas presentan sus trabajos e intercambian ideas. Más allá de visitar museos y artistas locales, lo esencial es compartir durante tres meses con otros creadores, enriqueciendo el proceso creativo”, explicó la artista.
Anteriormente, como una de las finalistas obtuvo la oportunidad de exhibir su trabajo desde el 26 de noviembre en el SUBTE, de recibir la visita del jurado del certamen en su taller y de participar en el seminario transversal "Caja de herramientas: autogestión para artistas visuales", dirigido por la Mag. Carolina Rodríguez Pino. Este evento se lleva a cabo en colaboración con el Instituto Nacional de Artes Visuales.
Sobre Materia ajena
Su obra es una serie de esculturas en cerámica y vidrio que indaga en las complejidades de la identidad y la percepción personal:
“Lo que quería hacer era reflexionar sobre varios temas en torno a la sexualidad y la construcción de identidades que se apartan de lo considerado 'normal'. Quería explorar ese proceso de reconocerse a uno mismo como diferente, extraño o fuera de lo común", explicó Cortés.
Las esculturas exploran la contradicción entre atracción y repulsión, lo agradable y desagradable, generando en el espectador una sensación de belleza que, a la vez, incomoda.
Lo mezclo mucho con mi experiencia personal durante ese período de confusión cuando crecía, en relación a la atracción y cómo eso también me generaba cierto desagrado.
A través de su obra, buscó dar voz a aquellas personas que hayan experimentado el proceso de reconocerse como algo desagradable, monstruoso o aterrador.
Cuando se le preguntó sobre la experiencia de exponer un tema tan sensible, Silvina comentó que, aunque "la obra y el artista suelen estar entrelazados", siente que se distancia de su trabajo al verlo expuesto ante el público.
También afirmó que compartir sus obras al público la hace sentir más en "comunidad":
Tal vez al principio sentí que la obra era muy personal para mostrarlo, pero luego me di cuenta de que compartirlo tiene un efecto sanador.
Con una paleta vibrante que abarca tonos de azules, violetas, rosas, verdes, negros, rojos y blancos, las piezas evocaron texturas que recuerdan a seres vivos, partes del cuerpo u organismos deformes. También trabajó con fluidos y texturas, inspirada en la piel lastimada o los sarpullidos.
“La idea es que sean piezas con mucho detalle y textura, que de alguna forma generen atracción. Hay algo que invita a mirar, los brillos, las formas, pero al mismo tiempo provocan una sensación algo desagradable”, explicó la artista.