Este proyecto fue desarrollado por Diego Sangenis, estudiante de la Licenciatura en Diseño Industrial, para la empresa Vindrais, en el marco de Proyecto Integrador | Recreación19.
Los hermanos Diego y Joaquín Lorieto fundaron la empresa de bicicletas Vindrais en el año 2015. Sangenis conoció a los Lorieto en el liceo JF Kennedy.
“Cuando comenzó Recreación 19 me contacté con ellos porque hacía poco habían lanzado al mercado una bicicleta eléctrica y les consulté si querían hacer un rediseño de la misma, como una versión 2.0”, dijo el futuro diseñador industrial. Le contestaron que ya tenían encaminada una versión nueva de la bicicleta eléctrica y, además, que tenían un proyecto de moto eléctrica, que había quedado en stand by por un tema de tiempo.
Sangenis contó que desde hace varios años le interesa el transporte eléctrico, por lo que le pareció “una oportunidad única” para desarrollar un producto así.
Hasta el momento, lo que tenían definido era el cuadro de la moto, las ruedas, la horquilla y los componentes eléctricos.
Mi proyecto consistió en darle vida diseñando las partes que faltaban y definir la identidad del vehículo. A su vez, impulsar el diseño industrial en el transporte eléctrico en Uruguay, ya que hoy por hoy la gran mayoría de los vehículos eléctricos en el mercado local son importados (por no decir todos).
Vindrais apunta a un público joven que busca calidad: las bicicletas convencionales que venden, aclara el diseñador, son de aspecto clásico.
El camino hacia la identidad
La primera etapa del proceso de diseño consistió en “entender bien el contexto en el que se está trabajando”, por ejemplo, investigar y conocer sobre motocicletas al tiempo que se lograba empatía con el usuario al que se dirige el producto.
Considerando el aspecto clásico que tienen las bicicletas que comercializa Vindrais, a Sangenis le pareció importante inspirarse en el pasado para definir el diseño de la moto. En el mismo sentido, la base de la moto que estaba definida “ya generaba recuerdos de las motos de antes, por la forma del cuadro y las cubiertas claras”.
El resultado alcanzado es una motocicleta eléctrica de paseo única en su categoría. Algo vintage, algo futurista. Dependerá del espectador si evoca al pasado o al futuro, o ambos al mismo tiempo. Para los aficionados de las máquinas de dos ruedas, es posible que su estética recuerde a las primeras Indian, Harley-Davidson y las ‘bembas’ de la primera mitad del siglo XX. La motocicleta Bolton se adapta a la tendencia actual de la movilidad eléctrica y se impone con personalidad.
Durante los meses de Proyecto Integrador, Sangenis trabajó en coordinación con Vindrais para llegar al objetivo planteado.
Para eso, les planteó reunirse una vez por semana. “Me parecía necesario entender bien hacia dónde querían apuntar con este proyecto, para llegar a un resultado que nos conforme a ambas partes”.
Hasta llegar al diseño final de la moto, hizo diez visitas a la empresa, sin contar los intercambios por WhatsApp durante todo el proceso, donde les fue mostrando avances a través de dibujos o renders. “Este ida y vuelta fue fundamental y permitió llegar a un resultado que nos dejó a todos conformes”.
A modo de balance, se logró el objetivo principal que consistía en “definir la identidad de la moto, generando un producto de características únicas en lo que refiere al transporte eléctrico en dos ruedas”. Para lograr dicha identidad, se diseñaron todas las piezas que se requerían para completar el vehículo, otras fueron adaptadas, como el cuadro y los guardabarros. El asiento, el manillar, los posapies, los contenedores para los componentes eléctricos y las tapas —impresas en 3D— se definieron para este proyecto. Se seleccionaron insumos tales como la suspensión trasera, tornillos y tuercas.
El vínculo con Uruguay se reflejó en detalles. Se utilizó como elemento de principal inspiración la bandera nacional: el Sol y sus cuatro bandas azules. Las bandas se representaron en el asiento, en el carenado superior y en los contenedores de las luces de freno y señaleros. Se creó un ícono fusionando el Sol de la bandera con el concepto que manejó Joaquín Torres García en su dibujo de ‘América invertida’, aplicado en el carenado superior y en algunas de las piezas impresas en 3D.