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Pardelion Music: aterrizaje en Madrid

24/04/2019
El canal de música online pensado para la generación digital ya lleva cinco temporadas —la última en Madrid— y se prepara para la próxima en Buenos Aires. Marcos Hecht, uno de sus responsables, asegura: “si querés escuchar música entrás a Spotify, si querés ver música entrás a Pardelion Music”.

Pardelion Music

Hace unos cinco años, Marcos Hecht estaba con unos amigos Villa Serrana, departamento de Lavalleja. “De repente aparece una vecina con la guitarra. ‘Buenas…’, y tocó una canción. Fue un momento increíble. Había cero luz, lo filmé y lo subí a Youtube”. La vecina con la guitarra era Eco López, de Kif, una de las bandas que estuvo en la primera temporada.

Pardelion Music es un canal de música online pensado para la generación digital, para la forma en que la generación digital consume música: Hecht ejemplifica que “si querés escuchar música entrás a Spotify, si querés ver música entrás a Pardelion Music”. Ver música como sinónimo de lograr cercanía con los artistas y donde la calidad “esté igualada a lo que pasa en el mundo”.

Hecht, que cursó la Licenciatura en Comunicación Audiovisual en ORT, contó que tuvieron que investigar mucho antes de empezar. “Vimos lo que estaba pasando en el mundo, que había muchos experimentos en canales de música como The Blogotheque, Tiny Desk Concert o Kexp, una radio de Seattle. Y entendimos muchas cosas sobre cómo se consume música: la gente quería escuchar artistas variados más que escuchar un disco entero”. El toque distinto llegó con la calidad audiovisual, el cuidado de las locaciones, del arte y la fotografía, de la estética en general, por ejemplo, usando lentes de fotografía.

Nos pasaba que veíamos a los músicos en La Comedia o en distintos bares uruguayos y estábamos escuchando a tremendos artistas, a los mejores artistas del mundo. Justamente quisimos poder compartir con el mundo los músicos impresionantes que tenemos en Uruguay. Esa era la búsqueda original del canal. Creo que tenía que ver con filmar música para compartir.

Aterrizar en Madrid

Desde hace mucho tiempo, cuenta Hecht, tenían la fantasía de cruzar la frontera. “Lo habíamos hecho con artistas que venían a Uruguay; eso servía para abrir el canal hacia afuera porque empezamos a recibir mucho tráfico de Argentina, México, Chile, España”, comentó Hecht.

Uno de los socios de Pardelion se fue a España y así abrieron la oficina en Madrid. De forma remota, trabajaron la temporada que se venía: el director Alfonso Guerrero en coordinación con el director de allá, Ilan Rosenfeld; el director de fotografía y socio del proyecto, Diego Rosenblatt, con el director de fotografía de Madrid, Dani Borbujo; mientras que Hecht hizo un trabajo muy cercano a Rosenfeld y al productor de España, Joaquin Vallés. “Esto porque, de alguna forma, generamos un formato y tenemos muchas reglas de funcionamiento, consignas, búsquedas”.

De hecho, desde Uruguay se ocuparon de la búsqueda de artistas para lograr la variedad que persigue el canal. Una vez seleccionada la grilla, a los artistas le pidieron que toquen un cover de un artista del Río de La Plata, “como una forma de unir el público de acá con el público de allá y trazar el puente que, en el fondo, era lo que más nos interesaba”. Hecht remarca que eso “estuvo muy bueno” porque se generaron versiones de temas de Gustavo Cerati, Andrés Calamaro, Gustavo El Príncipe Pena o Eduardo Mateo. “Fue muy interesante y, a la vez, muy rico, porque son los videos que más trafico han tenido”.

En este momento están trabajando en una nueva temporada en Buenos Aires. “Estuvimos un par de veces por allá hablando con artistas, buscando marcas y sponsors, que es algo muy importante para el proyecto”.

El registro en una sola toma es porque nos parece fundamental que la canción sea la canción como fue tocada y como fue cantada, nos parece que es como sagrado eso. Siempre elegimos la mejor toma por audio, a raíz de eso se editan los videos.

Hecht explicó que el formato acústico tiene que ver, por un lado, con una búsqueda estética, pero por otro, con una limitación práctica que —a su decir— les permite existir como canal. “Cuanto más grande es la formación de una banda, más tiempo lleva la grabación, más compleja y complicada es, entonces de alguna forma lo limitamos a ocho entradas de sonido, que era la primera tarjeta con la que trabajamos”.

De todos modos, reconoció que, con el tiempo, en eso encontraron algo interesante “porque obligaba a las bandas a desarmarse un poco y a tener que buscar una forma de que las cosas funcionen siendo más chicas y yendo más a su esencia”.

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