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Premios Graffiti: “Resaltar la producción nacional”

25/07/2018
La periodista Kristel Latecki, jurado de los Graffiti, reconoció que esta premiación tiene el objetivo de “ser un engranaje más” dentro de la industria musical. “Es una herramienta de difusión, de prensa, de mover un poco la música a nivel de la población y resaltar la producción nacional”.

Premios Graffiti: Kristel Latecki

En la noche del 19 de julio, en la Sala Zitarrosa, los Premios Graffiti —en su XVI edición— otorgaron los galardones en 16 categorías. El resto se entregarán en la ceremonia del 31 de julio en el Auditorio del Sodre.

Uno de los premios que ya se conoció fue Mejor Diseño de Arte por Fuera de la realidad, de Otro Tavella & Los Embajadores del Buen Gusto, realizado por Gustavo “Maca” Wojciechowski, editado por Yaugurú. Maca integra el cuerpo docente de Diseño Gráfico y se desempeña como catedrático asociado de Diseño Editorial y Publicitario.

También se supo que el Mejor Remix de Música Electrónica se lo llevó Weather control, de Daniel Anselmi, editado de forma independiente.

Tanto Maca como Anselmi recibieron el Premio a la Excelencia Docente de la facultad en distintas oportunidades.

La heterogeneidad en la música electrónica

Daniel Anselmi explicó que el track Weather control “es una remezcla de un original que había compuesto hace un par de años, basado en la experiencia de utilizar grabaciones de campo (específicamente de una tormenta) como herramienta compositiva, incorporándolos a un entorno usual de producción electrónica”.

Hay un fragmento de un discurso hablando de las posibilidades de controlar el clima, lo cual me pareció inquietante como temática por la ambigüedad de lo que implicaría ese tipo de tecnología. Siempre me pareció que la música electrónica tenía también esa dualidad que muchos han tomado como una amenaza (por ejemplo a la música ejecutada con instrumentos acústicos) y otros como medio expresivo.

Sobre la categoría, Anselmi comentó que hubo “una interesante heterogeneidad”, con nombres clave para la escena como Fernando Picón hasta artistas emergentes, “lo cual habla de una continuidad y una memoria que ha funcionado, pasando la posta desde los más veteranos a los más jóvenes”.

Instancias como estos Premios, opinó, “permiten la exposición y el reconocimiento del trabajo, en una escena que es relativamente nueva pero que ha tenido un enorme crecimiento en los últimos años”. Asimismo, “demanda nuevas instancias de capacitación sólida, fortalecimiento de las bases, perfeccionamiento de los métodos así como sentar las reglas de un profesionalismo que hace una década era impensable”.

Los Premios como herramienta de difusión

La periodista Kristel Latecki, jurado de los Premios desde hace varios años —y autora del libro Nos íbamos a comer el mundo. 20 años de rock en Uruguay (1990-2009)—, reconoció que esta premiación tiene el objetivo de “ser un engranaje más” dentro de la industria musical. “Es una herramienta de difusión, de prensa, de mover un poco la música a nivel de la población y resaltar la producción nacional”. 

La representación de géneros depende de la producción del año que se juzgue. Además, son los propios artistas quienes se postulan en un rubro u otro; el jurado, luego, puede sugerir cambios a medida que va escuchando los trabajos. “Es un tema que siempre estamos debatiendo: cómo se ordenan los discos por género”, comentó Latecki. “Estando de acuerdo que son denominaciones generales y a veces un poco arbitrarias, ordenarlos se hace a veces muy caótico. Luego suele pasar que los artistas se quejan o se ríen por estar en una categoría que no esperaban”.

Los Premios tienen una utilidad importante dentro de la industria: su existencia es necesaria para alimentar a los engranajes que hacen que la fábrica funcione. Es un evento que genera que los artistas aparezcan en la prensa (como ganadores o por sus quejas por no estar nominados, hay para todo), también para que tengan una excusa para tocar, o que lo sumen en sus gacetillas para certificar su reconocimiento a nivel nacional e internacional. Las mismas críticas que se esgrimen desde siempre, también son las que recibe algo tan consolidado como los Grammy. Son sistemas que tienen que ir evolucionando para acompañar a algo tan fluido y diverso como es la música. Creo que el funcionamiento de estos premios (que son televisados, tienen sus sponsors y un poco se apoyan en la participación de artistas populares), así como opiniones del jurado que se inclinan más hacia la popularidad ante la creatividad, va en detrimento de la variedad y el apoyo de artistas menos conocidos. 

Latecki remarca que la producción nacional crece año a año, por lo que cada vez es más difícil cubrirlo todo.

Específicamente sobre los artistas emergentes, sostiene ser “bastante crítica al respecto de su representación”. “A lo largo de los años, muchos han decidido no participar de los premios, sea porque no se sienten escuchados a la par o porque sienten que los premios están orientados a la parte mainstream de la música uruguaya y no los representa”, explicó. “Este año me parece que esa ausencia llegó a un cenit preocupante; temo que a la larga los premios no representen todo lo que está sucediendo en el amplio abanico de la música y no apoyen una renovación, que es más que necesaria. Esto no solo va para los géneros musicales, sino también a las mujeres y los artistas del interior, que ambos son siempre escasamente representados”.

De todos modos, reconoce que, en ese sentido, los Premios han tenido “sus momentos de éxito”: Riki Musso ganando cinco premios o Alucinaciones en Familia, tres. “De a poco van consagrándose artistas que no son necesariamente populares pero cuyo trabajo artístico sobresale”.

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