En 1982, González Alonso publicó su primer cómic: El almohadón de plumas, adaptación de Elvio Gandolfo del cuento de Horacio Quiroga en la revista El Dedo. Desde entonces publica esporádicamente en Guambia, La República, Punto y aparte, Sábado Show, entre otros semanarios. En el año 2001 colaboró conjuntamente con Tunda, Ombú, Renzo Vayra y Eduardo Barreto en el álbum Historiet@s.uy, llevando a cabo la adaptación de El combate de la tapera de Acevedo Díaz.
El ilustrador visitó la Escuela de Diseño para contar cómo construye sus historietas.
“Siempre me gusto dibujar y contar historias”, remarcó. “¿Cómo comienza un cómic? De varias formas: a partir de una idea, que se me puede ocurrir a mí o no, leyendo historias, conociendo anécdotas, a partir de algo que uno lea y deje trabajar en la cabeza. Otra opción es recibir un guion”. Agregó que nunca hizo su propio guion.
Yo no puedo leer libros porque todo el tiempo estoy viendo imágenes, mi cabeza transfiere todo a cuadros. El conocimiento que tengo del cine lo aplico a los cómics: visualizo cuadros, tiempos, todo lo que tiene que ver con la narrativa.
Toda historia, dijo, “tiene un principio, un desarrollo y un final”. Lo mismo debe suceder en cada página: que haya un principio, un desarrollo y un final. “Se debe cerrar cada página para pasar a la siguiente”, comentó. “Para el lector tiene que ser fluido, no debe detenerse a pensar quién le habla a quién, quién persigue a quién, debe quedar claro en cada cuadro de acuerdo a la perspectiva”.
“Saber dibujar es saber comunicar, no es copiar de la realidad”, afirmó.
Recordó que leyó El combate de la tapera en quinto o sexto año de escuela y en el 2000 lo adaptó a cómic. “Es un cuento muy visual”, destacó.
Actualmente, González Alonso está trabajando para una editorial estadounidense de libros en español. Se ha desempeñado en publicidad y también en cine. Ahora se encuentra “en un 80 o 90 %” dedicado a las historietas.