Para eso necesitaba una escritora y editora que le diera forma a ese libro que tenía a medio escribir. Fue así que se contactó con Margarita García, también Analista en Sistemas por ORT, quien en ese momento estaba dejando la tecnología para dedicarse a escribir.
¿Cómo se conecta la escritura y la tecnología?, ¿cuál es el vínculo que hay entre dos áreas que parecen tan disímiles?
Tanto para Cecilia como para Margarita no parecen tan distantes, sino que más bien una fortalece a la otra.
Margarita: se conectan desde la creatividad, del poder de abstracción que te da la tecnología. Matemáticamente uno razona de una manera diferente, siempre estás buscando la mejor solución, el mejor algoritmo, y eso te deja la cabeza con un nivel de abstracción automático. Eso me ayudó a ver la historia, a saber priorizar, buscar el sentido y sintetizar.
Cecilia: yo empecé a programar cuando tenía 13 años, no sé quién soy sin la tecnología. Hay que pensar que la tecnología no es solo una computadora, sino que es necesario entender el mundo real y traducirlo, y después explicarle a las personas cómo usarla, pero todo empieza por cuál es el problema que queremos resolver. Al final del día no podemos ignorar el lado humano que tiene la tecnología, ya que todo lo que hacemos es al servicio del ser humano.
En el diseño de este libro también trabajó Camila Gómez García, la hija de Margarita, estudiante avanzada de Diseño Gráfico en ORT. Ella fue la encargada de la diagramación, la puesta en página y del diseño de tapa.
¿Cómo fue el proceso del diseño de la tapa del libro?
Fue difícil, sobre todo en este que tenía muchos mensajes, muchas puntas interesantes para destacar. Es difícil saber dónde poner el foco, cómo expresar lo que sentía. Desde el estudio donde trabajo fuimos probando diferentes ideas: el amor, el crecimiento, la iluminación, entre otras. Utilizamos muchas técnicas a pesar de que el resultado fue digital: desde acuarela, lápices de colores, hasta carbonilla.
¿Qué destacás de la carrera que te haya ayudado en este proceso?
Durante la carrera tuve una materia específicamente que era Dibujo Técnico. Confieso que en su momento no sabía para que me iba a servir y, sin embargo, fue una base importantísima para la tapa de este libro. Además de Diseño Editorial.
Tanto para Margarita como para Cecilia el pasaje por la universidad fue una preciosa aventura que hoy recuerdan con mucho cariño.
“La carrera te abre muchísimas puertas, además de que todavía conservo amigos de esa época de estudiante. Al ser práctica te permitía adaptarte fácilmente a los diferentes trabajos, a aprender lenguajes nuevos. Es una gran herramienta para este mundo cambiante”, dice Margarita.
En tanto, Cecilia dice que fue la carrera que le dio su independencia: "Cuando yo terminé la carrera, empecé la adicción, pero tengo que confesar que caí parada gracias a la formación que tenía y gracias a la carrera nunca caí del todo”. Y agrega: “Me dio una formación global, de cómo aprender de todo y aprender por mí misma. Te volvés un profesional interesado, curioso, que te permite estar al día”.
En cuanto a la recepción del libro, las tres destacan que fue increíble, que excedió todo lo que se imaginaban. “Hubo un interés genuino, de compasión, de curiosidad, de conectarse con el otro”, afirma Margarita.
“Sentí que se puede tener coraje, que se puede ser vulnerable, que se puede conectar con las personas si realmente tenemos una intención de ayudar, de inspirar, de hablar como verdaderos seres humanos”, concluye Cecilia.