https://www.youtube.com/watch?v=upLc2rJIuro
Señores decanos, miembros del cuerpo académico de nuestra universidad, señores amigos de ORT, queridas graduadas y graduados, les doy la bienvenida a esta ceremonia de graduación de postgrados, una ocasión para reconocer el gran esfuerzo que realizaron. Pueden estar orgullosos, su presencia hoy es demostración de su determinación, de su capacidad, de su resiliencia frente a los desafíos.
Hoy es un día para estar orgullosos, pero también para agradecer. Agradecer a sus familias que supieron esperar, a los compañeros con los que se ayudaron mutuamente, a aquellos docentes especiales que los inspiraron en este desafío. Por nuestra parte también queremos agradecer, agradecerles a ustedes por la confianza depositada en nuestra universidad para esta etapa de su formación. Agradecerles por lo que aprendimos.
La educación es un emprendimiento colaborativo entre profesores y alumnos, de cada uno de ustedes aprendemos al tiempo que enseñamos. Esperamos haber cumplido con sus expectativas de desarrollo intelectual y profesional. Esperamos haber estado siempre presentes cuando nos necesitaron, esperamos haberlos preparado a pensar en libertad, a desconfiar de dogmas y recetas. Nuestro objetivo es enseñarles a pensar, no lo que pensar.
Hoy rindo homenaje público a mi querido amigo, admirado colega y cofundador de la ORT moderna, el vicerrector Julio Fernández. Julio se retira en unos días luego de varias décadas liderando algunos de los más importantes proyectos de la universidad. Cuando hay un problema fácil, se recurre en general al rector. Cuando hay uno difícil, se recurre a algunos de los aguerridos decanos, pero cuando un problema parece insoluble, se recurre a Julio.
Julio siempre estuvo presente con su brillante inteligencia y su calma sobrenatural en los muchos desafíos que hemos enfrentado. Con Julio uno nunca se siente solo. Julio es imposible de reemplazar, pero estoy seguro de que los nuevos vicerrectores, Ing. Eduardo Hipogrosso, Dr. Pablo Landoni y Lic. Daniel Oliveri, permitirán que continuemos con nuestro desarrollo y nuestra misión de educar a los uruguayos.
Este año perdimos a una grande, mi querida madre, Charlotte de Grünberg. Su luz no se apagó, nos sigue iluminando. Su obra trascendió límites que en su momento parecían infranqueables. Fue una gran emprendedora mujer en una época en que eran muy escasas. Fundó una nueva universidad en un país que estaba acostumbrado a tener una sola. Concibió la importancia de instalar la tecnología en la educación nacional hace casi 50 años cuando era una opción educativa muy poco apreciada. Enfrentó prejuicios y dificultades como mujer, como judía y como líder de una institución educativa privada, pero los enfrentó con resiliencia y determinación.
Su vida comenzó con miedo, como perseguida y refugiada de guerra. Durante años vivió excluida de la escuela y de cualquier forma de vida normal por ser judía durante la ocupación nazi de su país, Bélgica, pero rechazó definirse como víctima. Creó una familia, creó una institución y además, en el último tramo de su vida, decidió compartir su historia contada con extraordinario talento y afecto por Ruperto Long.
Mi madre fue una inmigrante que muy pronto se sintió uruguaya y estaba muy orgullosa de su nuevo país, siempre apoyada por su compañero de vida, mi querido padre, el Dr. José Grünberg que hoy nos acompaña. Aprendió nuestro idioma y nuestras costumbres, reconoció las muchas fortalezas de nuestra cultura y trabajó para mejorar las carencias. No trabajó solo pensando en sí misma. A través de ORT quiso brindar lo que no tuvo en su infancia: educación, dignidad y autonomía.
Supo crear una cultura y un espíritu que nos guía, supo armar un equipo que era y es como su familia. Muchos le debemos mucho, y lo que nos pedía a cambio es continuar con su misión. Continuar con su misión es una gran responsabilidad, trataremos de estar a la altura.
Queridos graduados y graduadas. Algunos de ustedes deben estar pensando en sus próximos pasos. ¿Buscar la estabilidad de un empleo o la aventura de un emprendimiento? ¿Dedicarse al servicio público o al desarrollo individual? No existen respuestas correctas a estas preguntas. Cada persona tiene que encontrar su camino. Cada elección tiene riesgos, siempre quedan caminos sin recorrer. No esperen el momento perfecto para hacer lo que creen importante, el momento perfecto no llega nunca. Confíen en sí mismos, si no confían en sí mismos, los demás no van a confiar en ustedes.
Estén preparados para arriesgar lo que valoran, y para valorar lo que arriesgan. Lideren con integridad, con empatía, con respeto por los liderados. Busquen el propósito compartido, la honestidad intelectual y la lealtad que se crea en el esfuerzo común. Recuerden siempre que la inteligencia es un don, pero que la empatía es una actitud.
Queridas graduadas y graduados. Les toca graduarse en un mundo convulsionado y en un estado de confusión moral. En medio de este retroceso moral reapareció el racismo en una de sus peores formas, el antisemitismo. Algunas de las principales universidades del mundo, después de años de proclamarse en la avanzada del antirracismo, ahora permitieron la exclusión de alumnos y profesores judíos. ¿Cómo pudo reaparecer el antisemitismo luego de las terribles lecciones del Holocausto, luego de décadas de declaraciones y resoluciones contra el racismo y el antisemitismo? ¿Cómo logró el antisemitismo volver a ingresar a algunas sociedades?
Parafraseando al recordado rabino y filósofo inglés Jonathan Sacks, el antisemitismo logró reingresar a algunas sociedades porque es un virus, y como todo virus mutó y nuestras defensas no lo reconocen. Ya no transmiten este virus tanto las camisas pardas sino las banderas verdes y las boinas rojas. Lo transmiten organizaciones feministas que niegan las violaciones y femicidios de las víctimas que no son de su agrado. Lo transmiten medios de prensa que hacen pasar a periodistas que son terroristas. Lo trasmiten organismos internacionales que tratan al Estado de Israel con estándares diferentes que a todos los demás países. El odio a los judíos ya no se basa en un supuesto dios diferente, sino en su decisión de tener su propio Estado.
Todos debemos estar alarmados. El antisemitismo es un síntoma de una grave enfermedad colectiva que anuncia un colapso en la convivencia. Los reservorios de odio que algunos grupos están llenando contra Israel, son inflamables. El odio que empieza contra algunos grupos nunca termina allí. Las sociedades contaminadas por el odio racista empiezan por inventar enemigos para odiar y se terminan devorando a sí mismas. Con el antisemitismo inexorablemente terminan la democracia, los derechos humanos y la libertad. A todos nos toca el deber ético de combatir y derrotar el racismo y el antisemitismo. Tenemos que aprender a convivir sin miedo al que piensa diferente, sin miedo al que reza diferente, sin miedo al inmigrante que busca entre nosotros su oportunidad como la buscaron la mayor parte de nuestros abuelos.
Queridas graduadas y graduados. Tengan en cuenta que el desafío de su generación son las nuevas formas de inteligencia, hasta ahora un monopolio de los humanos. La inteligencia artificial no va a ser un cambio tecnológico más, va a impactar en todas las actividades humanas y eso genera preocupación, genera la ansiedad de que los humanos sean reemplazados por máquinas. Pero la relación entre la inteligencia artificial y la inteligencia humana no es de suma cero, no es cierto que cuantos más trabajos pueda realizar la inteligencia artificial menos trabajos van a tener los humanos.
La complementación entre personas y máquinas tiene el potencial de aportar más valor y más prosperidad para todos, pero requiere adaptación. Las personas no van a competir con máquinas inteligentes, van a competir con otras personas que las sepan utilizar mejor. De hecho, la capacidad de aprender se transformará en una de las destrezas esenciales del ser humano, y nuestro sistema educativo se deberá transformar para cultivar la capacidad de aprender en cada nivel y para cada alumno. Los humanos nos vamos a tener que reentrenar y adaptarnos constantemente. El gran desafío será lograr que la velocidad de nuestro reaprendizaje sea mayor que la velocidad del cambio tecnológico.
Lamentablemente, este es el gran ausente en el mega debate sobre la seguridad social que se viene en nuestro país. Hay un intento de volver al Uruguay de 1950, con jubilaciones tempranas y sin ahorro individual, pero ya sabemos cómo terminó todo eso y va a volver a terminar igual si vuelve a hacerse igual.
Si seguimos enfocados en discusiones del siglo pasado, vamos a encontrarnos no solo sin jubilaciones viables sino sin empleos sostenibles. Tenemos que apuntar a un sistema para el 2050, no para 1950. Un sistema que promueva la empleabilidad durante toda la vida laboral, no solo los ingresos después de la vida laboral. Ya no va a ser viable un arco vital en el cual el 80 por ciento del aprendizaje sucede en el primer 20 por ciento de la vida.
Vamos a tener que encontrar cómo financiar un sistema que asegure a todos las personas acceder a educación continua a lo largo de toda su vida. Un sistema que les permita estar siempre un paso adelante del cambio tecnológico porque en caso contrario van a quedar marginados de la vida laboral. Un sistema que evite la creación de una grieta entre personas educables y todos los demás.
Queridos graduados. Tenemos mucho por lo que estar orgullosos de nuestro país, pero por supuesto hay mucho para hacer. Esa es su misión, ayudar a llevar a nuestra sociedad al próximo escalón en nuestro camino al desarrollo. Busquen su camino, persigan sus ambiciones, pero siempre piensen cuál va a ser su aporte a nuestro querido país. Háganlo cada vez más justo y próspero, cada vez más innovador y dinámico. Hagan lo que hagan, estén donde estén, sepan que ORT va a ser siempre su casa.
Muchas gracias.