El miércoles 14 de mayo de 2014 tuvo lugar en la Facultad de Administración y Ciencias Sociales la conferencia “La participación del Estado uruguayo en la creación del Estado de Israel y su apoyo en momentos críticos” a cargo del Dr. Didier Opertti, ex Ministro del Interior (1995-1998) y ex Ministro de Relaciones Exteriores (1998- 2005).
La actividad fue organizada por la Comisión Rodríguez Fabregat del Comité Central Israelita del Uruguay, con el apoyo del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad ORT Uruguay.
Opertti comenzó destacando la figura de Enrique Rodríguez Fabregat, diplomático uruguayo que en la década del 40 integró una comisión investigadora de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) cuyo trabajo culminó con la formación del Estado de Israel.
Los orígenes
Con el fin de la Primera Guerra Mundial, la desaparición de las antiguas colonias alemanas y la caída del Imperio Otomano los pueblos de la zona de Palestina empezaron a aspirar a tener sus propios Estados, narró el ex Canciller.
Entre ellos los judíos, cuya presencia aumentaba en la primera década del siglo XX. Desde 1903, la inmigración judía a Palestina fue alentada por el movimiento sionista y ya había 40.000 hebreos en 1914.
En ese escenario la Sociedad de Naciones (predecesora de las Naciones Unidas) le confía el territorio a Gran Bretaña, que lo administra a través de un comisionado con facultades ilimitadas.
“No había poder legislativo y el territorio tenía un sistema de justicia muy primario”, recordó el ex Ministro. La afluencia judía en la zona aumentó luego de la llegada al poder del nazismo, explicó.
Los árabes habían sido aliados de los ingleses contra los turcos, por lo que había una “deuda histórica” de Gran Bretaña hacia ese pueblo, señaló Opertti. Eso jugó como un gran contrapeso en el proceso de negociación que culminó en la creación de Israel.
“Inglaterra era de militancia opuesta a la creación de un Estado judío, porque no quería darle una señal a los árabes que licuara esa alianza”, dijo Opertti. Pero en 1917 el Ministro de Relaciones Exteriores inglés, Arthur James Balfour, se manifiestó a favor de un Estado judío.
“Esa declaración tiene una gran trascendencia porque es el primer reconocimiento público de la necesidad de concederle a los judíos un Estado Nacional”, dijo el ex Canciller.
El papel de Uruguay
Según explicó Opertti, las declaraciones de Balfour influyeron en Alberto Guani, diplomático que representaba a Uruguay en la Sociedad de las Naciones. Precisamente allí, en 1920, Guani hizo una declaración favorable a un Estado judío, relató el ex Ministro.
Tras la Segunda Guerra Mundial, Uruguay siguió mostrando su apoyo a la conformación del Estado judío. En esa línea el entonces Canciller José Serrato hizo una intervención a favor del derecho territorial de las naciones en San Francisco, cuando se firmó, en 1945, la carta de las Naciones Unidas.
Esas palabras influenciaron a Rodríguez Fabregat (quien cubría el evento como periodista) para dar su posterior apoyo al Estado israelí como diplomático.
El Primer Ministro británico Winston Churchill había declarado su apoyo a la causa judía y el Presidente de Estados Unidos Franklin Roosevelt también expresó su simpatía, dijo el ex Canciller.
Pero cuando Gran Bretaña termina su administración de Palestina y el asunto pasa a la Organización de Naciones Unidas, Roosvelt había muerto y Churchill había perdido las elecciones en su país. “Los dos sostenes para la causa judía no estaban presentes, lo que dificultaba la negociación”, analizó Opertti.
En ese escenario, “Uruguay hizo de la causa judía no solo una causa de los judíos, sino una causa nacional”, dijo el ex Ministro. En ese sentido, se creó un comité propalestina que se reunía en el Ateneo y nucleaba a figuras intelectuales de primer nivel, recordó.
“La causa de los judíos no era de los judíos, sino que era un causa nacional. Eso es importante porque la política exterior debe representar a las causas nacionales”, afirmó el experto.
“El mandato de Gran Bretaña fue muy violento, hubo atentados diarios causados por grupos terroristas judíos opuestos al régimen británico y a los árabes, lo que causó muchas víctimas y daños materiales”, relató.
En esa situación, los británicos se retiran y le piden a la ONU que intervenga. Allí Rodríguez Fabregat, por entonces delegado de Uruguay en la ONU, “mostró el compromiso con la causa judía que venía desde la declaración Balfour, y siguió con Churchill”, dijo el ex Canciller.
Uruguay votó a favor de convocar a una asamblea extraordinaria para considerar el tema de Palestina.
Uruguay en la ONU
Esa asamblea estudia el tema y decide, el 23 de mayo de 1947, constituir un comité especial de 11 miembros. Entre ellos Uruguay, que estaba representado por Rodríguez Fabregat. En esa comisión Uruguay jugó un papel clave para “acercar las posiciones y simpatías no expresadas sobre la creación de un Estado israelí”, dijo Opertti.
Del trabajo de la comisión surgieron tres posibilidades: crear un Estado federativo, un Estado unitario o crear dos Estados. Fabregat estaba de acuerdo con la última opción porque consideraba que no podía haber un solo Estado habiendo dos comunidades distintas como judíos y árabes.
Esa teoría era denominada “particionista”, relató Opertti. Rodríguez Fabregat, previó que con un Estado unitario iba a gobernar la mayoría que en ese momento era árabe. Con dos Estados, en cambio, podía haber cooperación económica entre ambos y tener menos complicaciones constitucionales para dar cabida a dos nacionalidades, explicó Opertti.
La desventaja era el trazado de los límites y que además había que fijar una fecha de finalización del mandato británico, establecer cuánto duraría el período de transición y quién haría el seguimiento.
La mayoría de los países de la Comisión sostuvo que debía ser Inglaterra, porque conocía la zona. Finalmente triunfaron los particionistas en la comisión, quienes presentaron un plan de fraccionamiento del territorio con una unión económica.
Los dos Estados serían independientes y después de un período de transición de 10 años, la idea era firmar un tratado de unión económica entre ellos. Jerusalén quedaba como un territorio autónomo en donde se garantizaba el ejercicio de los tres cultos.
Finalmente, el 29 de noviembre de 1947 se aprueba el plan de partición de Palestina. A partir de allí, “El Estado de Israel se consolidó”, dijo Opertti. El otro Estado tiene aún elementos que “no permiten avizorar en lo inmediato un reconocimiento universal. Tiene un status a medio camino o a tres cuarto de camino”, analizó.